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Miércoles, 17 Marzo 2021 02:22

Un Real Madrid renovado en la Champions: gol de Ramos y regalo del Atalanta (3-1)

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Sergio Ramos celebra el gol de penalti marcado al Atalanta. Sergio Ramos celebra el gol de penalti marcado al Atalanta.

El Real Madrid no falla en la Champions y ya está en los cuartos de final tras superar al Atalanta con goles de Benzema, Sergio Ramos de penalti y el esperado de Marco Asensio

Hace algo más de tres meses el Real Madrid se había metido en serios problemas en la Champions. Se tuvo que jugar el pase a los octavos de final en el último partido contra el Gladbach. Tenía la amenaza de caer a la Europa League y sufrir uno de los mayores desprestigios de su historia. Zidane estaba tan cuestionado que se jugaba el puesto en el banquillo de haberse producido el fracaso. Hoy va a jugar los cuartos de final tras eliminar al Atalanta.

En la irregularidad que tiene el equipo de Zidane esta temporada solo hay una cosa segura. Cuando llega un partido decisivo, ante un rival que se considera de los grandes, da la cara. No falló hace unos días ni en el derbi contra el Atleti en el Metropolitano ni tampoco lo hace ahora contra un equipo italiano que tenía fama de matagigantes. Para matar al Madrid hay que sacudirlo más fuerte. A partir de los cuartos la dificultad en la Champions crece y todavía no se puede hablar del Madrid como un serio aspirante a ganar este título cuando hay equipos como el Bayern de Múnich o el Manchester City.

El equipo de Zidane tiene que demostrar algo más. Seguro. Mejorar. Pero está vivo en el mes de marzo en la Champions cuando en diciembre estaba la amenaza de quedar eliminado. Ganó al Atalanta de dos maneras diferentes. Salió como un equipo pequeño y acabó con grandeza. Con goles de Benzema, el recuperado Sergio Ramos, que marcó en un penalti provocado por Vinicius, y el tercero de Marco Asensio.

La ausencia de Casemiro

Cuando el Real Madrid decidió dejar de jugar como un equipo pequeño y dio un paso hacia delante encontró el gol. Eso fue hacia la media hora del partido, con otra velocidad y atrevimiento que con el que inició el partido. El gol llegó de un regalo del portero del Atalanta. Modric interceptó un despeje de Marco Sportiello. El croata estuvo listo, atento e hizo suya la pelota. Asistió a Benzema, que a puerta vacía, ejecutó al equipo italiano. El tanto fue posible por la presión de un bloque más adelantado que en los 34 minutos anteriores. El Madrid se despojó de la racanería.

El Madrid salió con demasiado respeto al partido, con un planteamiento muy condicionado por la ausencia de Casemiro y que Zidane solucionó poniendo a tres centrales (Varane, Ramos y Nacho). El técnico quiso hacer fuerte a su equipo atrás, desplegar el juego por la bandas con Lucas y Mendy, encontrar el equilibrio con tres centrocampistas (Fede Valverde, Kroos y Modric) y atacar con dos delanteros (Vinicius y Benzema). El plan para desactivar el atrevimiento y la necesidad de remontada del Atalanta era tener el mayor tiempo la pelota. Dormir el partido era el objetivo. Jugar a ritmo lento y que no se inflamara era lo conveniente. No cometer errores atrás, tener paciencia y aprovechar los espacios que dejara el rival con las carreras de los delanteros. No salió nada.

El Real Madrid no propuso nada interesante en la primera media hora. Apenas llegaba a la portería rival, no finalizaba ninguna jugada y estaba incómodo. Cuando en el planteamiento pesa más defender que atacar sucede este tipo de cosas. Modric y Kroos, los más creativos, los generadores de juego, pasaban más tiempo en su propio campo que en el del rival. Al Madrid le costaba pasar del medio campo y cuando lo hacía era con esporádicas galopadas de Vinicius que acaban en nada. Estériles.

Estaba el Madrid encogido, más pendiente de tener un buena gestión de la pelota que asustar con ataques que pudieran atemorizar al Atalanta. El equipo italiano no aprovechó el exagerado respeto con el que salieron los de Zidane. No era para tanto este Atalanta que nos han vendido como un equipo que juega a tumba abierta y asume todo tipo de riesgos. Apenas inquietó a Courtois en el primer tiempo. El peligro de los italianos se confundió con el miedo del Madrid a que le hicieran el gol que igualara la eliminatoria.

Las galopadas de Vinicius

Pasito a pasito progresó el Madrid para invadir el campo contrario. Lo que tiene que hacer un equipo con jugadores de mucho talento y que juega en su casa. Se le pide esto. Al Atalanta se le vieron los defectos. El Madrid se estiró con más carreras de Vinicius y combinaciones de Benzema, con más participación de Lucas Vázquez por la banda derecha. Con centros, llegadas desde atrás de Kroos, Modric y Fede Valverde, al Atalanta le entró pánico. Los italianos fueron de más a mucho menos y llegó el error del portero. El caramelo a Modric y la definición de Benzema.

El Real Madrid entró al partido sintiéndose indefenso sin Casemiro y pasados los minutos recuperó la seguridad. El gol dio ese empujón de confianza a un equipo que no parece entender de qué va esto de estructurarse con tres centrales para atacar y convertirse en defensa de cinco cuando toca defender. Es un sistema de urgencia. Esta plantilla no está trabajada para jugar de esta manera. Se encuentra más cómoda con tres o cuatro centrocampistas y, si es posible, con tres delanteros.

Al descanso se fue el partido con el gol de Benzema y, a los seis minutos de la segunda parte, el resultado pudo ampliarlo Vinicius en una larga y explosiva carrera que acabó de la peor manera. Un fallo en la definición importante. Lo hizo todo bien el brasileño. Cogió el balón cerca de la portería de Courtois, combinó, siguió con la cabalgada, amagó, pisó área y disparó fuera. De estas ocasiones tan claras queda comprobado que este chico no tiene gol.

Pero sí tiene otras cosas. Velocidad, desborde, descaro, explosividad y tenacidad. Vinicius falló lo fácil y volvió a mostrar sus mejores virtudes en otro carrerón al área con el que provocó un penalti. En el desborde a Toloi fue derribado en la línea del área. Penalti. Lo transformo Sergio Ramos, en el 58’, y se acabó el partido. También los minutos del capitán. Zidane quitó a Ramos y dio entrada a Militao. Vinicius había hecho de todo para romper el partido. No lo consiguió con goles, pero sí a su manera. Con la velocidad de sus carreras. Dejó su sitio a Rodrygo. Marco Asensio entró por Valverde.

El resultado pudo ser mayor con un cabezazo de Benzema al poste, pero pasó de la comodidad a ajustarse con un gol de falta de Muriel a falta de ocho minutos para el final. En la jugada siguiente apareció Marco Asensio para hacer el tercero y festejarlo como si fuera algo que necesitaba para quitarse la presión.

Ulises Sanchez Flor

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