Mira con más atención el reflejo del espejo. Te damos cinco puntos que te harán notar los detalles que se ven mal en tu traje.
- Cintura
Si al abrochar se marcan arrugas en la abotonadura, el saco es demasiado justo.
- Talla
Si la solapa cubre casi por completo la camisa, el saco no es de la talla adecuada.

- Profundidad
Si el cuello de la camisa se ve demasiado sobre el saco, el problema puede ser tu elección de camisa.
- Deficiencias
Si aparecen arrugas atrás y debajo del cuello, el saco queda apretado en la parte de la espalda.

- Excesos
Si la solapa no está lo suficientemente justa alrededor de tu cuello, el saco está muy flojo en la espalda.
- Pantalones
Los pantalones clásicos deben usarse a la cintura, y no más abajo.

Esto es lo que se puede mejorar en los trajes prediseñados si visitas a un buen sastre, y también lo que es mejor no cambiar.
- Hombros: Un sastre calificado puede mejorar todo, excepto los hombros. Por ello, lo principal al comprar un traje está en cómo te queda un saco en los hombros.
- Largo: Cambiar el largo no es un procedimiento que quieras hacer. Acortar o alargar el saco altera tu silueta y se verá raro. Lo mismo se puede decir sobre las solapas del saco.
- Detalles: Ajustar la cintura del saco, acortar las mangas y ajustar el exceso de la tela en la espalda, todo esto se puede, y a veces se debe, hacer. Sólo no exageres.
- Pliegues: Es posible liberarse de los pliegues en los pantalones, pero el resultado te decepcionará, ya que puede alterar tu silueta, pues no te ajustarán o no concordarán con el saco
- Pantalones: Los pantalones anchos se ajustan fácil, lo mismo que cuando son muy largos. Pero no hay que hacerlos muy ajustados bajo las rodillas en comparación con las caderas – no eres un militar, ¿o sí?
- Cintura: El tamaño de los pantalones en la cintura se puede cambiar entre cinco y siete centímetros.
GQ | Ilustraciones: Victor Platonov