Según la ciencia, no deberíamos de hacer esto. Al momento de exponernos a la luz artificial brillante justo antes de ir a la cama, le estamos mandando un mensaje a nuestro cuerpo y cerebro asegurando que es la hora de despertar en lugar de tiempo de relajarse.
"El sueño es la conducta más importante en la rutina del ser humano. El 36% de nuestra vida se gastará para dormir ", afirmó Russell Foster, de la Universidad de Oxford en el Reino Unido.
El estudio publicado en The Telegraph , explica cómo confundimos a nuestros cuerpos, sobre todo en invierno, cuando los días son más cortos, debido a nuestra dependencia total en las luces eléctricas. Las expectativas naturales de nuestro cuerpo son las de estar rodeado de luz muy brillante dentro del día, y posteriormente envolverse en una oscuridad relativa durante la noche.l
Sin embargo, vivimos y trabajamos en edificios donde hasta en el exterior hay luz artificial en funcionando durante todo el día y la noche, causando consecuencias con un impacto negativo en el sueño.
El problema principal es que vivimos en estas cuevas de poca luz, tanto en casa como en nuestras oficinas, que son mucho más brillantes que la luz natural, incluso en un día nublado.
Las consecuencias podrían ser peores, un estudio realizado por científicos de la Universidad de Aberdeen, en Escocia, encontró que las interrupciones de los ritmos biológicos y estacionales normales debido al uso excesivo de la iluminación eléctrica y control de temperatura artificiales aumentan los riesgos en términos de morbilidad y mortalidad.
Entonces, ¿cuál es la solución? Es realmente importante salir a la calle, sobre todo en la mañana para restablecer el reloj biológico, en otras palabras, exponerse a algo del brillo máximo de la luz natural durante el día, y al final del día, bajar las luces, así como evitar el café, y tratar de no usar dispositivos electrónicos como teléfonos inteligentes y tabletas, sobre todo en la cama.
Y, por último, tratar de cepillarse los dientes en la oscuridad.
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