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Jueves, 18 Febrero 2016 17:06

Cómo comportarnos si nos cruzamos con un oso grizzly

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Fotograma de la película «Grizzly» Fotograma de la película «Grizzly»

¿Hay que huir o quedarse quieto? ¿Trepar a un árbol o enfrentarse al animal? ¿Permanecer callado o hablarle?

 

El ataque de un oso grizzly al trampero que interpreta Leonardo DiCaprio en «El renacido» es la escena más impactante de la película favorita para los Oscar. En realidad, el «percance» de Hugh Glass, personaje real que vivió en el salvaje Oeste a principios del siglo XIX, le puede suceder a cualquier persona que practique trekking por los caminos menos trillados de los parques nacionales de Yellowstone o de los Glaciares, en Estados Unidos, o en los santuarios naturales de Alaska o del noroeste de Canadá. El deporte, a veces, es una actividad de mucho riesgo.

¿Cómo comportarse si nos topamos con un oso grizzly (Ursus arctos horribilis)? «Los grizzlies no atacan prácticamente nunca al ser humano sin ser provocados», señala Doug Peacock, que consagró décadas de su vida a la exploración de los últimos territorios salvajes de Estados Unidos. «Las excepciones a esta regla son claros ataques depredadores. Sin embargo, cometer el error de sorprender desde muy cerca a un grizzly que está tumbado o comiendo puede provocar una carga instintiva que nos deje malheridos». Peacock describe en su libro «Mis años grizzly» (Errata naturae) las claves para enfrentarse a este apuro.

1. Durante la confrontación, tenemos que demostrar al grizzly que nuestras intenciones son pacíficas, pero sin mostrar docilidad o debilidad.Tenemos que permanecer tranquilos e inofensivos, pero al mismo tiempo ponernos a la defensiva. Hay que evitar los movimientos bruscos y los ruidos fuertes, y eso incluye vociferar y hacer aspavientos.

 

2. La mayoría de los ataques de grizzly son consecuencia de que la gente echa a correr o intenta trepar a un árbol. Una vez que el oso nos ha visto es demasiado tarde para trepar. Cualquier grizzly que nos permita hacer eso puede ser disuadido desde el suelo, con las posturas corporales y movimientos adecuados: hay que mantener la posición, quizá con los brazos extendidos para parecer más grande, con la cabeza girada hacia un lado y sin dejar de hablarle, que no gritarle. Una vez que estamos cara a cara con un grizzly, solo una actitud tranquila y digna, combinada con una dosis de suerte, puede salvarnos.

3. Un grizzly erguido sobre sus patas traseras que mueve la cabeza de un lado a otro solo está intentando ver u oler mejor. Los osos emiten un «gush» cuando están alarmados, pero no son una amenaza para los humanos. En cambio, un oso que hace «guf» pero no huye sí que constituye una amenaza. Si el grizzly abre y cierra la boca, y babea... ¡peligro! Una vez que tiene la cabeza baja y recta y las orejas plegadas hacia atrás, es probable que vaya a cargar contra nosotros. Si los ojos nos miran fijamente en el último momento y se vuelven fríos, estamos con la mierda al cuello. La mirada gélida está provocada por los párpados que, al retractarse, revelan la esclerótida amarilla. Solo ocurre en el último instante y es lo último que veremos antes de que el animal se abalance sobre nosotros.

 

ABC

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