La idea es de Aram Bartholl, un artista alemán que buscó crear una red P2P anónima ("peer to peer" en inglés, o sea de igual a igual), con el objetivo de que se pudiera intercambiar archivos sin usar Internet. Para ello, se lo ocurrió colocar unidades USB en lugares de acceso público.
Esas memorias tienen un nombre: dead drops.
¿Cómo participar del proyecto? Un instructivo indica a los usuarios una serie de once pasos a seguir, desde procurarse un 'pendrive' hasta hacer un agujero en la pared externa de un edificio público donde colocar la unidad de memoria.
Otra etapa imprescindible consiste en comunicar la ubicación física de la memoria USB en el sitio deaddrops.com para que otros tengan acceso.
Las unidades que en un primero momento fueron principalmente colocadas en paredes se extendieron a todo tipo de soportes, incluso debajo de algún banco.
El proyecto le surgió a Bartholl seis años atrás, en 2016. Las primeras memorias USB eran entre cinco y diez ubicadas en la ciudad de Nueva York. Ahora son cientos repartidas por todo el mundo.
Infobae