Ante todo, los joyeros examinan la estructura de las piedras para entender cómo tallarlo. Los sierran en dirección de menor a mayor dureza. Hacerlo al contrario es casi inútil, señala el diario. Se usa una sierra muy fina, cuya superficie está cubierta por gránulos de cristales.
Así que, de hecho, un diamante corta a otro diamante. Aunque se trata de un proceso muy lento que puede durar varias horas.
Últimamente, para cortarlos se usan también los láseres. La talla y el pulimento de las piedras se realizan con el uso de discos con el mismo polvo diamantino.
Por desgracia, durante el proceso se pierde hasta la mitad del peso inicial del diamante.