De acuerdo con la investigadora, los insectos —como los gusanos de maguey, chapulines, escamoles, hormigas rojas, grillos o las larvas de las moscas— contienen entre un 50% y 80% de proteína, mientras que una porción de carne solo proporciona un 45%.
"La harina de trigo es sana, pero tiene muchos problemas para la gente por la intolerancia al gluten (…) Este tipo de problemas de salud no los tienen los insectos, puedes consumirlos, en cuestiones de carbohidratos no tienen y no tienen azúcares que es lo que afecta a los diabéticos, tampoco genera gluten", indicó.
La científica detalló que las aves que comen insectos suelen ser más sanas y tienen una carne más saludable, con menos grasa y más proteína.
"Aunque digamos que estamos en la punta de la cadena alimenticia, no es cierto, la cadena alimenticia no es una línea, es una red", explicó Jiménez e instó a la población mexicana a volver a la comida "tradicional", ya que los insectos eran fundamentales en la dieta de los pueblos indígenas de América Latina. Al mismo tiempo, aseveró que los insectos son un recurso muy "desperdiciado" y será muy difícil fomentar su consumo, en particular, entre los adultos.