“En los años setenta, la investigación sufría una grave infrafinanciación en China”, explicaba Tu Youyou, la líder del proyecto, al recoger el premio Nobel de Medicina en 2015 por el tratamiento. Pero sin duda, el próximo gran hito médico de China se producirá en condiciones muy distintas.
La administración y el sector privado del país han reforzado su apuesta por la investigación, para convertirse en referentes en la industria farmacéutica y la biotecnología, uno de los mercados más prometedores del siglo XXI. China ya es el segundo mercado mundial de medicamentos, y las ventas alcanzaron los 94.000 millones de euros en 2015, según datos de la consultora McKinsey & Company. A medida que la riqueza del país aumente y la población envejezca, el sector seguirá creciendo. Y las consecuencias globales serán de gran alcance.
Tradicionalmente, la industria china ha estado dominada por hasta 5.000 productores locales, centrados en fabricar genéricos y, en algunos casos, copias de productos occidentales. Debido a la desconfianza hacia los medicamentos locales, muchos ciudadanos siguen revendiendo entre compañeros y familia todo tipo de productos médicos comprados en el extranjero. Pero las empresas han empezado a invertir en los últimos años en innovación, y a colaborar con grandes compañías extranjeras. “Mientras que hasta hace poco se centraban en genéricos, ahora han empezado a crear nuevos productos”, explica a El Confidencial Christopher Laing, que en 2015 recibió una beca Eisenhower para investigar la innovación china en el sector.
En declaraciones a Reuters, el director de la farmacéutica GlaxoSmithKline en China, Herve Gisserot, apuntaba que Pekín empezó a presionar en el mercado para eliminar medicamentos de baja calidad. A su vez, las firmas chinas han empezado a exportar tecnología y talento del exterior. “Antes, se trataba de empresas extranjeras adquiriendo compañías del mercado local, pero cada vez más a menudo se puede observar a compañías farmacéuticas chinas comprando activos en el extranjero, y trayendo de vuelta a China tecnología y talento”, confirma Dandan Ye, directora ejecutiva en banca corporativa de SPB-Silicon Valley Bank, una ‘joint venture’ sino-americana centrada en industrias emergentes.
Formar a nuevos talentos
Ya hay indicios prometedores de tratamientos chinos que podrían beneficiar a personas de todo el mundo. La compañía china Chi-Med, por ejemplo, anunció el pasado octubre que más del 60% de pacientes habían respondido favorablemente a un tratamiento con savolitinib, un nuevo tipo de medicamento que podría ser usado para tratar distintos tipos de cáncer en el futuro. Si los próximos tests dan resultados positivos, la firma solicitará realizar nuevos ensayos clínicos para poder comercializar en Estados Unidos el tratamiento, desarrollado conjuntamente con la británica AstraZeneca. “Se tarda veinte años en conseguir un gran éxito, y ahí es donde nos encontramos ahora”, explicaba a The New York Times Christian Hogg, director ejecutivo de Chi-Med.
Por otra parte, otros productos ya son exportados con regularidad. Las inyecciones de la farmacéutica Tide Beijing, consiguieron en 2010 la aprobación del Ministerio de Salud de Japón, y desde entonces ha vendido más de 10 millones de viales en el país.
Eduard Fernández