Anoche, mientras que España y medio mundo dormían, el asteroide se acercó a la Tierra a una distancia de 14,5 millones de km., su máxima aproximación a nosotros durante esta "pasada" de la roca espacial. Las siguientes, mucho más cercanas, se producirán en los años 2029 y 2036.
Catalogado con el número 99942, Apofis fue descubierto en 2004. Los primeros cálculos sobre su trayectoria arrojaron entonces hasta un 2,7% de probabilidades de que hiciera impacto contra nosotros en abril de 2029. Un hecho que le valió el apodo de "el asteroide del día del juicio final".
Sin embargo, estudios posteriores rebajaron mucho el riesgo de colisión, aunque determinaron que ese año (2029) el asteroide pasará a sólo 36.000 km de la Tierra, la altura a la que se encuentran nuestros satélites geoestacionarios.
El problema, sin embargo, persiste para la "visita" de Apofis de 2036. Y es que los investigadores, aunque minimizan el peligro de una colisión, no terminan de ponerse de acuerdo sobre la distancia a la que finalmente la roca pasará de nosotros. La razón es que nadie sabe a ciencia cierta cómo afectará a la órbita del asteroide su "visita" a la Tierra anterior, la de 2029. La gravedad de nuestro planeta, en efecto, modificará esa órbita cuando el asteroide se nos acerque. Y esa modificación podría incluso hacer que Apofis chocara contra nosotros en su siguiente vuelta.
Por eso resulta tan importante conocer con el máximo detalle posible tanto sus características físicas como orbitales. Cualquier dato adicional puede ayudar a predecir con mayor precisión hasta dónde se nos acercará el asteroide en 2029 y, más importante, en 2036.
Durante el pasado fin de semana, el Herschel tuvo una buena ocasión para estudiar a Apofis durante dos horas, mientras se nos estaba acercando para alcanzar, anoche, el punto de máxima aproximación a la Tierra de esta visita, 14,5 millones de km.
"Además de que los datos tengan gran importancia por sí mismos -afirma Laurence O'Rourke, investigador principal del programa de observación- si comprendemos sus principales propiedades tendremos detalles vitales para futuras misiones que, eventualmente, puedan enviarse hasta estos objetos potencialmente peligrosos".
El Herschel ha proporcionado las primeras imágenes térmicas del asteroide en diferentes longitudes de onda. Y esas imágenes, combinadas con las ópticas, han ayudado a mejorar las estimaciones que se tenían sobre las características físicas de la intrigante roca espacial. Por ejemplo, hasta hoy se creía que su diámetro medio era de 270 metros, con un margen de error de 60 metros. Pero el Herschel se ha dado cuenta de que su tamaño es bastante mayor: 325 metros, y con un margen de error de apenas 15 metros.
Diferente albedo
En otras palabras, Apofis es un 20% mayor de lo que creíamos. Lo cual significa que su masa es un 75% más grande de la que se había calculado previamente. También las estimaciones sobre el albedo del asteroide (la medida de su reflectividad), han cambiado, para situarse en un 0,23. Lo cual significa que solo el 23% de la luz solar que llega al asteroide se refleja y vuelve al espacio. El restante 77% es absorbido y aporta calor al asteroide. La anterior estimación del albedo de Apofis era de 0,33.
Esta característica, igual que la del tamaño, puede tener una gran importancia para nosotros. De hecho, conociendo las propiedades térmicas de un asteroide es posible calcular su órbita con mucha mayor precisión. Conocido como "efecto Yarkovsky", los ciclos de calentamiento y enfriamiento que sufre un cuerpo pequeño a medida que su distancia al Sol varía pueden provocar a largo plazo sutiles cambios en su órbita. Algo de la máxima importancia si pensamos que Apofis se acercará peligrosamente a nuestro planeta en el futuro.
"Aunque al principio Apofis cautivó la atención pública por su posible impacto contra la Tierra -afirma Göran Pilbratt, científico del Herschel- hoy consideramos altamente improbable que ese impacto se produzca en un futuro previsible".
Pero "altamente improbable" no significa imposible. Por eso resulta tan importante obtener la mayor cantidad de datos posibles sobre esta roca potencialmente peligrosa.
20.000 bombas atómicas
El impacto contra la Tierra de un asteroide del tamaño de Apofis tendría consecuencias devastadoras, ya que equivaldría a la explosión de 20.000 bombas atómicas. Varios cientos de km. alrededor de la zona de impacto quedarían, literalmente, arrasados. La Tierra no se destruiría, pero la colisión tendría un efecto devastador sobre el clima, algo que sí afectaría a las formas de vida.
Sin embargo, para saber con exactitud lo que sucederá en 2036 no queda más remedio que esperar a que Apofis vuelva a pasar cerca de la Tierra en 2029. Solo entonces sabremos si la gravedad de nuestro planeta ha cambiado su trayectoria para convertirlo en un objeto realmente peligroso.