Estos medicamentos son la bromocriptina (aprobada para el tratamiento de la diabetes tipo 2 en EE.UU.) y la cabergolina (fármaco utilizado para el tratamiento de prolactinomas) que activan la vía de señalización de un neurotransmisor muy conocido, la dopamina.
El estudio demuestra, con experimentos farmacológicos utilizando estos medicamentos y con ensayos genéticos, que la activación de un receptor de la dopamina en unas neuronas muy concretas del cerebro es capaz de activar un mecanismo que finalmente activa la grasa parda. Esta grasa parda, al contrario que la grasa blanca, es la encargada de gastar calorías para generar calor, y por tanto, al aumentar el gasto energético se ayuda a disminuir el peso corporal. Además, todo esto ocurre sin que los fármacos cambien la ingesta de alimentos.
"Los resultados del trabajo, realizado principalmente en ratones, han sido también corroborados en pacientes tratados con cabergolina. Esto ha sido posible por la colaboración del grupo de Gema Frühbeck y Javier Salvador, pertenecientes a la Clínica Universitaria de Navarra y también adscritos al CIBEROBN, quienes observaron que pacientes que recibieron durante un año este fármaco mostraban un incremento del gasto energético y una pérdida de peso.
El trabajo, que publica este lunes la revista « Nature Metabolism», ha sido coordinado por Rubén Nogueiras y Luisa Seoane, directores de tesis, en su momento, de Cintia Folgueira, primera firmante del artículo. Además han colaborado otros grupos de la USC (José Luis Labandeira, Miguel López y Carlos Diéguez), de la Clínica Universitaria de Navarra (concretamente el grupo de Gema Frühbeck y Javier Salvador) y diversos grupos internacionales de Lille y Montpellier (Francia), Ginebra (Suiza), Utrecht (Holanda) y Cambridge (UK).