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Sábado, 08 Mayo 2021 03:31

Culomanía: En busca del trasero voluminoso perfecto

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Se considera que el trasero perfecto es el que tiene un ángulo de 45 grados desde la base de la columna hasta la parte superior de las nalgas Se considera que el trasero perfecto es el que tiene un ángulo de 45 grados desde la base de la columna hasta la parte superior de las nalgas

Es la cirugía plástica que más aumenta en el mundo.

 

Cada vez más hombres y mujeres buscan en el quirófano la fórmula para aumentar el volumen de sus glúteos Existe el culo perfecto y es obra de la naturaleza: un ángulo de 45 grados desde la base de la columna hasta la parte superior de las nalgas. Esto solo es posible si hemos sido agraciados con una columna vertebral sin defectos.

Para el resto de los mortales, solo queda contentarse con unas nalgas planas y huesudas o rellenar los pantalones con implantes y ropa interior acolchada. Pero también recurrir a los milagros de la cirugía plástica, previo paso por el quirófano. Las encuestas de la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica (Isaps) reflejan un aumento de las intervenciones que modelan los glúteos desde 2015. Es la cirugía plástica que más sube en el mundo, seguida de las operaciones para elevar los senos o las labioplastias, la remodelación de los genitales externos femeninos.

Podría parecer una nueva moda como respuesta a la estética andrógina de jóvenes hiperdelgados de las últimas décadas. En realidad, son los gustos de nuestros antepasados los que nos persiguen. La curvatura lumbar y el ancho de las caderas definía entonces la capacidad de una mujer para tener hijos y, por lo tanto, para su atractivo sexual. En el siglo XVIII y XIX, la ausencia de cirugía plástica se combatía con el corsé para estrechar la cintura y a una especie de almohadilla que se escondía debajo de los vestidos. Ahora todavía se pueden comprar braguitas acolchadas o crear implantes caseros para acercarnos a la estética de la rotunda Kim Kardashian. El modelo estético que triunfa en Europa y también en España viene acompañado de curvas.

No se busca tanto la estética de la estadounidense, sino un patrón delgado con formas.

Ellas quieren una cintura y espalda estrecha con glúteos redondeados y proyectados y ellos buscan un aspecto más musculoso y no tan redondeado. En la calle esto es lo que se ha popularizado como ‘culo brasileño’, como los que se ven en las innumerables imágenes de promoción turística de mujeres curvilíneas en bikini en la playa de Copacabana.

En Brasil es también donde nacieron las primeras técnicas quirúrgicas para esculpir las nalgas. Ivo Pitanguy, el cirujano plástico más famoso del mundo, fue pionero en este campo y desarrolló una variedad de procedimientos que después se han ido exportando al resto del mundo. Con ellos se puede lograr ese ansiado perfil en forma de «S», ya sea inyectando en grasa de otras zonas del cuerpo o con prótesis que lo modelan a placer y, a veces, con una combinación de varias técnicas.

Cómo elegir la mejor técnica La elección de la técnica dependerá de la anatomía del paciente, del volumen glúteo deseado y de la grasa disponible en otras zonas del cuerpo, explica la cirujana Maritina Martínez Lara, portavoz de la Sociedad Española de Cirugía Plástica y Reparadora (Secpre). «Después, el cirujano debe valorar los deseos de su paciente: si se busca un aumento evidente o solo reutilizar la grasa que se iba a aspirar en otras zonas. Si no se quiere un volumen muy exagerado de glúteos y hay grasa suficiente en el abdomen o en otras zonas del cuerpo, lo más recomendable es recurrir al ‘lipofilling’ o relleno de grasa».

Esta técnica básicamente consiste en hacer una liposucción de una zona para llevarla a las nalgas y aumentar su tamaño. Así se consiguen dos objetivos al mismo tiempo para remodelar el cuerpo. Digamos que actúa como una especie de Robin Hood: roba la grasa de las zonas ricas para cedérsela a las zonas más huesudas y pobres.

Este tratamiento es el que se ha popularizado como BBL (Brazilian butt lift o levantamiento de glúteos brasileño). Funciona muy bien aunque tiene una pega y es que «si nuestro paciente desea un volumen grande o es muy delgado y posee unas nalgas muy aplanadas, la mejor opción son los implantes», advierte Martínez Lara, quien aconseja combinar técnicas tanto para ellos como para ellas. «Combinando implantes y grasa. De esta manera se infiltra la grasa en zonas que no se rellenan con las prótesis o se utiliza para aumentar más el volumen o suavizar contornos.

Esta es la opción ideal si buscamos un aumento evidente y queremos resolverlo con una sola sesión», aconseja. Para ganar más volumen solo con inyecciones de grasa otra opción es hacer varias sesiones de ‘lipofilling’, solventando así el problema de la limitación de volumen por sesión. «De hecho esto es lo recomendable si buscamos un buen aumento solo con inyecciones de grasa», apunta. ¿Reversible? Las técnicas por sí mismas tienen ventajas e inconvenientes. En el caso de los implantes, además de poder decidir el volumen deseado, hay opción para el arrepentimiento.

La técnica es reversible. «En cambio no lo es tanto el ‘lipofilling’, podemos hacer liposucción pero hay que tener en cuenta la distensión de los tejidos y que no siempre se puede aspirar la grasa. Solo se puede aspirar la que está superficial, no así la que está en planos profundos», aclara la portavoz de la Sociedad Española de Cirugía Plástica.

La principal ventaja del “lipofilling” (relleno de grasa o BBL) es que permite modelar otras zonas del cuerpo. Se aspira el tejido adiposo sobrante de espalda, cintura y abdomen para inyectarlo en las nalgas. Pero no está exenta de riesgo. En Estados Unidos, especialmente en Miami, esta técnica se popularizó sin retirar la piel ni hacer una técnica real de ‘lifting’ glúteo. Hace cuatro años se detectó un incremento de la mortalidad. Una de cada 3.000 intervenciones acaba en el fallecimiento del paciente por embolismos (trombos) de grasa que podían ser fatales.

Reducir riesgos La Sociedad Americana de Cirugía Plástica emitió una moratoria en enero de 2018 a todos sus cirujanos asociados advirtiendo de los riesgos.

Se marcaron las pautas para realizar con seguridad la técnica. «En concreto, se prohibió la infiltración de grasa en el plano intramuscular, pues esta técnica era la responsable de los embolismos grasos que podían ser fatales. Ahora solo se infiltra en el plano suprafascial, es decir, el plano de grasa entre la piel y la fascia muscular, si queremos hacer está cirugía con seguridad. Y no exceder en glúteos determinados volúmenes.

Como refiero, la tasa de complicaciones se ha reducido drásticamente tras la imposición de estas medidas», asegura Martínez Lara.

Nuria Ramírez de Castro

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