“Hemos establecido una comunicación sofisticada y directa entre sus cerebros. Estamos creando lo que llamo un ordenador orgánico”,declaró en una entrevista telefónica con AFP el neurólogo de origen brasileño Miguel Nicolelis, de la Facultad de Medicina de la Universidad Duke, en Carolina del Norte (EEUU).
Nicolelis y sus colegas realizaron una serie de experimentos con ratas sedientas, a las que entrenaron para reconocer luces y mover palancas a fin de conseguir agua como recompensa. Luego implantaron varias decenas de electrodos en los cerebros de dos roedores, uno de los cuales se encontraba en Brasil, y el otro, en EEUU.
Los electrodos estaban conectados por cable a una computadora, de modo que las ratas pudieran intercambiar de información. A medida que una rata descubría cómo lograr la recompensa, su cerebro mandaba impulsos eléctricos en tiempo real al de la otra rata, a una distancia de miles de kilómetros. Gracias a estas señales, el segundo animal consiguió su recompensa rápidamente.
“Los dos animales colaboraron para realizar una tarea juntos”, constató Nicolelis.
No se trata, según él, de un intercambio de pensamientos o imágenes sino de señales electrónicas aunque, de momento, los investigadores no saben cómo aquellas se incorporan en el espacio mental.