Los ciudadanos serbios llevan varios días manifestándose de forma masiva en las calles de Belgrado y en otras ciudades, protestando contra la corrupción del gobierno del presidente Vučić. Desbordados por las movilizaciones, las fuerzas de seguridad serbias han empleado en las últimas horas armamento no convencional para dispersar a las multitudes.
Las imágenes han corrido como la pólvora en redes sociales y muestran lo que puede ser el uso de armas sónicas, capaces de emitir potentes ondas y sonidos que ahuyentan y aturden a las personas. Su uso es muy polémico porque, mal empleadas, pueden causar graves daños en el sistema auditivo.
Las armas sónicas del Active Denial System (ADS, en sus siglas en inglés, recurre a la emisión de ondas electromagnéticas, y del Long-Range Acoustic Device (LRAD), que se fundamenta en la proyección de ondas mecánicas, esto es, de sonido.
La primera de ellas consiste en disparar un haz de alta potencia -unos 100 kW- a una frecuencia de 95 GHz -dentro de la banda de microondas-.
Este sistema, cuya longitud de onda se corresponde con los 3,2 mm, funciona de manera similar a un microondas, excitando las moléculas de agua y de grasa situadas en la piel, calentándolas. Según un portavoz del laboratorio de la fuerza aérea estadounidense (AFRL), un ser humano bajo los efectos de este sistema siente cómo la piel se va calentando, dando la sensación de que uno se está quemando.
Sin embargo, una vez se abandona la zona de radiación, la piel vuelve a su estado natural y el dolor desaparece. Por su parte, el LRAD es un cañón sónico que produce un tono a una frecuencia de 2 kHz con una potencia de más de 135 dB.
Este sonido es perfectamente audible para el ser humano, dado que el intervalo de frecuencias que percibe el oído oscila entre los 20 Hz y los 20 kHz. Aunque, no todas las personas son capaces de percibir los sonidos más agudos, entre 16 y 20 kHz.
Serbia ha usado un sistema similar al LRAD, ya que en algunos de los vídeos se aprecia un sonido agudo, similar al que se grabó durante los disturbios de Pittsburgh en 2009 -primer uso en suelo estadounidense de este arma- durante la cumbre del G-20.
Según medios serbios, el Ministerio de Interior del país los adquirió hace varios años.
Aunque estas técnicas no afectan a la salud de los manifestantes, su acción aturdidora puede provocar estampidas humanas, dando lugar a situaciones muy peligrosas como aplastamiento por multitud en las que sí se pone en riesgo vidas humanas.
Ya se trate de un equipo u otro, estos sistemas permiten a los cuerpos policiales disolver manifestaciones o congregaciones no autorizadas de manera rápida y eficaz, permitiendo reestablecer el orden público sin poner en peligro el físico de los agentes ni de los manifestantes.
Su uso, sin embargo, sigue siendo altamente polémico.