Además, había sido rector de la Universidad Central de Venezuela (UCV), candidato presidencial y miembro fundador del Colegio de Psicólogos del país.
A partir de 2007, la estudiante de periodismo fue paciente de Chirinos, quien le diagnosticó esquizofrenia y le dictó como tratamiento unas "curas de sueño".
No obstante, tiempo después, Roxana le contó a su familia que había sido violada durante las sesiones de terapia.
Según su hermana, la joven también había visto cómo el psiquiatra abusaba de otras pacientes y planeaba una venganza.
El regreso
Tras el abuso del psiquiatra, la joven regresó a su casa materna en Guárico, pero al cabo de unos meses quiso retomar sus estudios en Caracas con la meta de entrar en un canal de televisión y denunciar a Chirinos. Por eso, volvió a frecuentar al médico. Según narró su hermana, una semana antes de ser asesinada, Roxana había logrado que la contrataran en un canal de televisión.
Sin embargo, la noticia no fue bien recibida por el psiquiatra, quien la habría amenazado por teléfono con la frase: "¿Sabes que yo puedo mandarte a matar?". Roxana puso al tanto de la situación a su madre y hasta le facilitó los números telefónicos del psiquiatra, por si le pasaba algo.
La profecía se cumplió y, al cabo de siete días, la joven desapareció. La madre de Roxana acudió de inmediato a la policía científica y denunció a Chirinos.
Tres días más tarde, el 14 de julio de 2008, el cuerpo de su hija apareció en un terreno baldío de Caracas con una herida en la cabeza.
Condena
Pese a los señalamientos en su contra, Chirinos negó de inmediato su vínculo con el crimen.
En una entrevista televisiva, el médico incluso apareció sonriendo y haciendo chistes sobre el supuesto "amor" que le profesaban tanto Vargas, como otras mujeres que acudían a su consulta. "¿Por qué una joven, de las tantas que asesinan todos los fines de semana, la relacionan conmigo? ¿Porque fue paciente mía?", se preguntó con sorna en esa misma intervención, tras dejar claro que los "pacientes masculinos" no le profesaban el mismo afecto.
La aparición en televisión para defenderse tuvo un efecto contrario.
Decenas de mujeres empezaron a denunciar los presuntos abusos que sufrieron en el consultorio de Chirinos, que fue allanado días más tarde.
Como resultado del allanamiento, las autoridades encontraron rastros de sangre de Vargas, uno de sus zarcillos y unas 1.200 fotos de pacientes desnudas, que habrían sido abusadas sexualmente por el psiquiatra mientras se encontraban sedadas.
En septiembre de 2010, Chirinos fue condenado a 20 años de prisión por la muerte de Vargas, acaecida el 12 de julio de 2008, luego de que la Fiscalía presentará pruebas por el cargo de homicidio intencional.
El psiquiatra, que presumía de haber tratado a tres presidentes, fue encontrado muerto en su residencia, donde cumplía arresto domiciliario por asesinato. Secuelas de un crimen La familia Vargas quedó marcada por ese suceso. El padre murió de depresión en 2009. La madre, Ana Teresa Quintero Morales, sostuvo la lucha judicial hasta obtener la condena y luego intentó rehacer su vida.
Murió en 2016 de un infarto fulminante. Su hija menor recuerda hoy la serenidad de su madre frente al asesino de Roxana en los tribunales: "Ella nunca le tuvo miedo. Le dijo en la cara: eres el culpable de la muerte de mi hija".
El caso de Roxana Vargas sigue siendo uno de los episodios más oscuros de la historia reciente venezolana: el crimen que derrumbó la reputación de un médico influyente y destapó una red de abusos silenciados por años.