En un estudio publicado el pasado jueves en la revista científica The Journal of Neuroscience, un equipo de neurocientíficos de la UTA reportó que produjo gusanos que no pueden emborracharse aún después de ingerir alcohol.
Los investigadores informaron haber sido capaces de alterar un canal molecular en los gusanos “Caenorhabditis elegans”, que une el alcohol en el cerebro y que es similar al de los humanos, mediante la modificación de la composición genética de la oruga.
De acuerdo con el reporte, esto constituiría el primer ejemplo de modificación genética de un ser vivo para prevenir con éxito la intoxicación.
La investigación mostró que normalmente, cuando los gusanos se colocaban en una placa de Petri que contenía alcohol, los insectos se embriagaban. Para un gusano, esto significaba un impedimento para arrastrarse y moverse de un lado a otro.
Sin embargo, los gusanos que sufrieron la modificación genética, actuaron como lo hicieran siempre, sin el alcohol.
Los investigadores lograron esto al ajustar el canal que une el alcohol en el cerebro sólo lo suficiente para evitar que “un modelo de investigación de gusano se emborrachase”, dijo Jonathan Pierce Shimomura, de la Universidad de Texas en Austin y co-autor del estudio.
Esto es importante porque el canal que los investigadores modificaron (denominado BK SLO-1) también juega un papel en la regulación de la actividad de los vasos sanguíneos, neuronas y el tracto urinario de los seres humanos.
“Es notable que la mutación… podría tener un efecto específico tan dramático en la modulación de etanol, mientras que afecta mínimamente la base de otras funciones”, indicaron los científicos.
La investigación pretende conducir al desarrollo de una droga que elimine los padecimientos de la abstinencia en los adictos al alcohol, pero las implicaciones de la misma podrían evitar que las personas se embriagaran, aun cuando consumieran fuertes cantidades de alcohol.
Los científicos señalaron que dichas pruebas se podrían realizar en roedores: “Estos ratones modificados permitirían a los científicos investigar si este objetivo en particular, el alcohol, también afecta a la tolerancia, el deseo y otros síntomas relacionados con el ser humano”.
Pierce-Shimomura, uno de los coautores de la investigación, especuló que incluso se podría desarrollar una droga como la mostrada en las películas de James Bond, la cual le permitía beber sin que se emborrachara.