El agua es fundamental para la vida, al menos tal y como la conocemos, y desde luego ha resultado indispensable para su desarrollo en la Tierra. Pero, ¿de dónde procede? ¿Cuándo se originó? Una interesante investigación realizada por un equipo internacional de científicos dirigidos por la Institución Carnegie (EE.UU.) y publicada en la revista Science ha llegado a la conclusión de que gran parte del agua que existe en nuestro planeta puede ser más antigua que el mismo Sol. Ya existía antes de que nuestro Sistema Solar comenzase su formación hace 4.600 millones de años. Eso no solo significa que la botella dentro de nuestro frigorífico puede contener una auténtica reliquia sino que aumenta las esperanzas de que mundos que orbitan otras estrellas en nuestra galaxia también alberguen el líquido elemento, y quien sabe si algo más.
No somos los únicos poseedores del agua. Esta ha sido encontrada a través de todo el Sistema Solar, en cometas y lunas heladas o en las oscuras cuencas de Mercurio. Incluso en las muestras de meteoritos, en la Luna y en Marte.
En su juventud, el Sol estaba rodeado de un disco protoplanetario, llamado nebulosa solar, del que nacieron los planetas, incluido el nuestro. Durante años, los investigadores han tratado de determinar si el hielo en ese disco fue originado por la nube molecular de la que se formó el Sol o si ese agua interestelar había sido destruida y reformulada por las reacciones químicas que tuvieron lugar en la nebulosa solar.
Para conocerlo, los investigadores recrearon en laboratorio las condiciones químicas del nacimiento del Sistema Solar y se fijaron en el deuterio, un isótopo del hidrógeno. Encontraron que los índices de ese elemento hallados en el agua del Sistema Solar en la actualidad no pueden ser fruto de los procesos químicos dentro del disco protoplanetario, es decir, parte del hielo del medio interestelar sobrevivió a la formación de nuestro sistema y se incorporó a los planetas.
Una fuente muy fría
«La química nos dice que la Tierra recibió una contribución de agua de alguna fuente que era muy fría, solo diez grados sobre el cero absoluto, mientras que el Sol, siendo sustancialmente más caliente, ha borrado esta huella de deuterio o agua pesada (aquella que contiene más deuterio que hidrógeno)», dice Ted Bergin, investigador de la Universidad de Michigan en Ann Arbor.
«Las implicaciones de este hallazgo es que parte del agua del Sistema Solar ha sido heredada del ambiente del que nació el Sol y le precedía. Si la formación de nuestro sistema es típica, esto implica que el agua es un ingrediente común durante la formación de todos los sistemas planetarios», dice Ilsedora Cleeves, también de la Universidad de Michigan.
El satélite Kepler de la NASA ya ha detectado alrededor de mil planetas extrasolares confirmados. El nuevo hallazgo aumenta las posibilidades de que la vida pueda existir en alguno de esos mundos o en otros aún por descubrir.