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Sábado, 04 Octubre 2014 18:43

¿Cambió mucho la forma de hacer ejercicio en este siglo?

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El manual de Gustav Ernst, de 1861, recomienda más de 20 ejercicios distintos para la familia.

La idea de comprar equipos de gimnasia de lujo y de instalarlos para exhibirlos en algún rincón de la casa no es una manía de estos tiempos, como algunos podrían pensar.

 

Un libro encuadernado en cuero y escrito en 1861, hallado en los archivos de la Wellcome Library, en Londres, describe un gimnasio portátil en los tiempos de la Inglaterra victoriana.

El manual muestra la mujer vistiendo enaguas abultadas y corpiños ajustados intentando realizar actividades tales como extensiones de piernas, tracción hacia abajo, ejercicios de salto y expansiones del pecho.

Y los hombres aparecen resplandecientes con sus abrigos largos, sus camisas y corbatas que los hacen ver notablemente pulcros mientras realizan sus sudorosas actividades.

Esta amplia serie de ejercicios fue recomendada por Gustav Ernst, un maquinista ortopédico de Londres, acreditado de ser el inventor del gimnasio portátil casero.

El aparato, elaborado con tablas de madera de la más fina caoba, cuenta con poleas, pesas y un sistema de cables conectados al mismo.

El manual recomienda explosiones breve de ejercicio seguidas de periodos de descanso.

Fue diseñado pensando en las familias que desearan obtener los beneficios del ejercicio y en personas con problemas de columna vertebral.

Ernst ofreció aliento a aquellos reacios al ejercicio diario, sugiriendo que, aunque las actividades pueden "carecer de todo interés y terminar reducidas a una mera exhibición de poder físico", había ganancias sustanciales que podían conseguirse al realizarlas.

Para gente rica

Claro que este artilugio sólo habría estado disponible para aquellos lo suficientemente ricos como para darse el lujo tener tiempo libre, según la doctora Vanessa Heggie, una historiadora de la salud de la Universidad de Birmingham.

Las masas en la época victoriana eran más propensas a participar de manera involuntaria en actividades vigorosas, a través del trabajo duro manual.

Agunos de los ejercicios, sin embargo, recuerdan a las técnicas de gimnasia de la actualidad.

"Me ha sorprendido cuán similar es ese aparato a las máquinas con cables de hoy en día", dice Julia Attias, entrenadora personal y fisióloga del ejercicio.

El ejercicio de tracción y extensión, similar al de las elípticas modernas, aparece en el libro.

"Hay algunos ejercicios en este libro que y sigo realizando al día de hoy, aunque, por supuesto, con algunas modificaciones de seguridad".

En su manual, Ernst recomienda sesiones breves de entrenamiento.

"Mucho más beneficios se derivan de una práctica de un cuarto de hora repetida cuatro veces al día que de una hora de uso continuo", escribió.

El más poderoso ejercicio mencionado en el libro es descrito como una combinación de tracción y extensión.

Una ilustración muestra una a mujer con falda flexionando y extendiendo sus brazos en algo parecido a las máquinas elípticas de la actualidad.

El autor sugiere que con este ejercicio trabajan todos los músculos del cuerpo humano.

Pero Ernst expresó algunas curiosas preocupaciones respecto a la salud y la seguridad: "Así como este ejercicio es generalmente vigorizante, en la misma medida es fatigoso y no debe perseverarse imprudentemente en él, especialmente los alumnos que no poseen más que una pequeña cantidad de fuerza física".

Gimnasia milenaria

Y a pesar de que los equipos de gimnasia pueden ser más lustrosos y seguros hoy en día, la idea de mantener la condición física se ha extendido por miles de años.

A las damas se le recomendaba usar el aparato para ejercitar los movimientos del cuello.

Según una investigación realizada por el profesor Domhall MacAuley de la Universidad de Ulster, en el año 2500 antes de Cristo, Hua T'o, una leyenda de la antigua cirugía china, alentó la realización de ejercicios modelados por los movimientos de los animales.

Y se considera que los Juegos Olímpicos antiguos, que comenzaron alrededor del 776 antes de Cristo, marcaron el comienzo del atletismo profesional.

Pero es un alemán, Friedrich Ludwig Jahn, a quien se le reconoce como el padre de la gimnasia y de los equipos de gimnasia, al diseñar las barras paralelas y la barra de equilibrio a principios del siglo 19.

De modo que, mucho antes de Jane Fonda, Mr Motivator y Shaun T, hubo una larga fila de gente a la que habría que agradecer por sus llamados a menudo implacable para tonificar los músculos.

Algunos ejercicios del libro de Ernst podría generar serias preocupaciones en materia de salud y seguridad hoy en día.

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