La película «Rain Man» cuenta la historia de un tiburón de la venta de automóviles interpretado por Tom Cruise, en ese momento encasillado en papeles de depredador con corazón tierno, que descubre la existencia de un hermano mayor a través del testamento de su padre. Ese hermano perdido es Raymond Babbitt (Dustin Hoffman), un autista con unas habilidades mentales fuera de lo común que vive en un centro especial a causa de su dependencia. El personaje está basado en la historia de Kim Peek, el hombre que memorizó más de 12.000 libros hasta su muerte en 2009.
Tras llevarse a su hermano del centro, los personajes interpretados por Dustin Hoffman y Tom Cruise comienzan un viaje en carretera al puro estilo de los ochenta que les llevará a las Vegas, donde Raymond Babbitt da una muestra de su potencial mental contando cartas al «blackjack». Y no será la única exhibición de su talento, Raymond es capaz de recitar páginas enteras de la guía telefónica y conoce todas las estadísticas de las ligas de béisbol (¿Quién es el jugador de la primera base?).
El guionista de la película, Barry Morrow, decidió escribir el texto tras conocer a Kim Peek en el congreso de una asociación de niños con autismo. También Dustin Hoffman se reunió con él y copió gestos y rasgos de la personalidad de Peek. Este genio tan particular nació en Salt Lake City el 11 de noviembre de 1951 con macrocefalia, un tipo de alteración en la circunferencia de la cabeza, y un grave daño en el cerebelo. Cuando tenía nueve meses, el pediatra comunicó a sus padres que su retraso era tan grave que nunca caminaría o hablaría con normalidad y que era mejor internarlo en una institución. Sin embargo, a los seis años Kim hablaba, andaba con dificultad y, además, había memorizado ocho volúmenes de una enciclopedia. Los padres se hallaban frente a un pequeño «savant».
Lejos de la idea que puede dar a entender la película, los casos de autismo como el que supuestamente tenía Kim Peek son minoritarios. Así, solo el 10% de las personas con este trastorno desarrollan altas capacidades mentales. Son una minoría que recibe la denominación de «savants» dentro de las investigaciones sobre el autismo. Aunque su traducción del francés es sabios, el término tiene una connotación negativa pues procede de «idiot savant» (idiota sabio). Idiota no entendido como un insulto de falta de inteligencia, sino alguien que es distinto o raro.
En su adolescencia, el joven «savant» tuvo problemas de aprendizaje, de coordinación motora y carecía de las habilidades sociales más básicas. De hecho, la puntuación de Kim Peek en los test de cociente de inteligencia estaba en torno a 73-87, inferior a la media de 100. Encontraba incomprensible las metáforas del lenguaje y le costaba mucho la conceptualización. Es por estos problemas de socialización que Peek se refugió en la lectura. Al final de su vida había leído más de 12.000 libros y era capaz de recordar el 98% de la información, mostrando memoria fotográfica de cada línea de los textos. También recordaba y podía interpretar al piano toda la música que había oído, aunque carecía de aptitudes musicales
Un estudio descartó que fuera autista
A diferencia de otros «savants», especializados en un único campo o talento, Peek mostraba habilidades muy diversas en cálculo aritmético, dibujo exacto y una memoria excepcional en quince disciplinas diferentes incluyendo historia, geografía, deportes, literatura, así como en información de todos los códigos postales y las direcciones de las principales ciudades del país.
Diversos estudios, donde incluso la NASA se interesó por el caso, concluyeron que Peek había nacido sin la conexión habitual entre los dos hemisferios cerebrales, de forma que actuaban como dos cerebros independientes. Y en 2008, una investigación planteaba que lo que tenía Peek no era autismo sino el síndrome Opitz-Kaveggia, identificado por primera vez en 1974. Este trastorno genético se debe a un problema en el cromosoma x y causa anomalías físicas, retrasos en el desarrollo, retraso mental, hiperactividad y una apariencia facial característica.
Tampoco la mejoría en sus habilidades sociales cuadran con el autismo. Entre los cuatro óscars que ganó la película «Rain Man» estaba el de mejor guión original para Barry Morrow, quien regaló su estatuilla a Peek y con el que mantuvo una larga amistad. Después de darse a conocer su caso, el «savant» y su padre hicieron galas por numerosas ciudades, donde exhibia su increíble capacidad para memorizar datos. Según sus familiares, las actuaciones fueron beneficiosas para su socialización: desarrolló habilidades mentales que nunca había tenido como gastar bromas y su coordinación motora mejoró lentamente hasta que pudo incluso aprender a tocar el piano. Kim Peek murió de un ataque al corazón el 19 de diciembre de 2009. Nunca se separó de su estatuilla dorada.
ABC