“La distinción es una gran satisfacción para mí, porque se reconoce nuestra labor vinculando la enseñanza con la investigación”, asegura Rojas. “Mi filosofía ha sido siempre que los estudiantes aprenden más trabajando en equipo. Los estudiantes aprenden de otros estudiantes y el profesor es catalizador”.
Raúl Rojas, un economista con formación de matemático, experto en informática y que ahora dirige el departamento de Inteligencia Artificial de la Universidad Libre de Berlín (FU), tiene una visión que, si se hace realidad algún día, puede alegrarle la vida a todos los militantes ecologistas. “En 20 años”, afirma el académico, “tendremos un sistema operativo que podrá convertir al auto en una plataforma autónoma. En el futuro los automóviles serán taxis inteligentes que circularán por las calles sin un chófer”. Rojas no es un charlatán, ni tampoco un soñador. Desde que ingresó en 1997 en la Universidad Libre de Berlín, después de haber obtenido sendos doctorados en Economía e Informática, se ha dedicado a buscar nuevos campos de aplicación para la informática.
En 2007, el catedrático mostró en la capital alemana el famoso Espíritu de Berlín, un automóvil autónomo dirigido completamente por computadoras. El Mini-Van, que estaba dotado de cámaras y sensores, podía rodar autónomamente o adaptarse para una conducción convencional con solo oprimir un botón. Rojas no tardó demasiado tiempo en diseñar un nuevo método; conducir el Mini-Van a través de un iPhone, “algo relativamente fácil”, según el académico. “La meta final es lograr que el auto se mueva por sí solo. Si logramos esto, la gente ya no estará interesada en comprar un automóvil”, dice Rojas.
Tras aquel éxito, su inventor se formuló una pregunta: ¿sería posible conducir un automóvil con el cerebro? En 2011, Rojas volvió a ser noticia gracias al prototipo MIG (Made in Germany), un moderno Passat que esconde en su maletero sensores y ordenadores que posibilitan que el coche se mueva gracias a las ondas electromagnéticas del cerebro. El académico y sus ayudantes diseñaron una diadema con 16 sensores para electroencefalogramas. “Confieso que diseñar el programa para el MIG fue un capricho. Solo queríamos saber si era posible conducir un coche con el cerebro”, revela Rojas. “Lo logramos y ahora queremos desarrollar un sistema para una silla de ruedas que pueda ser conducida con el cerebro de un discapacitado”.
Rojas llegó a la Universidad Libre de Berlín en 2007, dio vida al departamento de Inteligencia Artificial y tardó solo dos años en crear el famoso y ya mítico equipo FU Fighters, que ha ganado dos veces el campeonato mundial de fútbol para robots y es casi imbatible en Alemania. Los jugadores robots son el capítulo más divertido, pero también el más interesante del departamento de Inteligencia Artificial de la FU. Los alumnos del profesor Rojas dedican dos semestres de su carrera a rediseñar los “jugadores” y modernizar los programas para convertirlos en nuevos campeones.
El genio mexicano está convencido de que los robots son parte del futuro, pero también tiene una certeza que le permite dormir tranquilo. Los robots jamás alcanzarán la perfección del cerebro humano. “Un ordenador es invencible en el ajedrez y un robot puede aprender muchas cosas, pero nunca será capaz de mentir, que es la forma más alta de la inteligencia del ser humano”, dice con convicción. La filosofía de Rojas es simple: “Los robots nos sirven para entendernos mejor a nosotros mismos”.