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Sábado, 06 Diciembre 2014 06:00

¿Sabes cuáles son las ventajas y los inconvenientes de la anestesia epidural?

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  • Cada día más mujeres se atreven a llevar sus partos de la manera más natural posible

Existe un miedo ancestral muy instalado en la mentalidad femenina y ese es que parir duele. Un miedo alentado además por muchos obstetras. La forma en la que la mayoría de las mujeres en Occidente se enfrentan al parto ha sido tan medicalizada e incluso tan despersonalizada que la mayoría de las mujeres acuden a parir llenas de temores, con muchísimas dudas y sin saber muchas cosas que, de saberlas, podrían llevar a cabo partos mucho más humanizados y, por qué no, incluso sin anestesia epidural.

Hace ya más de veinte años que Más Natural abrió sus puertas en Madrid, un centro pionero en explicar a las mujeres que es posible tener un parto no medicalizado e incluso sin anestesia epidural. Sara Cañamero es una de las mujeres encargadas de explicar a las embarazadas cuáles son exactamente los retos a los que se enfrentan al dar a luz. Ella es matrona y tiene una dilatada experiencia.

¿Qué es exactamente la anestesia epidural?

La epidural consiste en la introducción de un anestésico local en el espacio epidural, de manera que las terminaciones nerviosas quedan bloqueadas a nivel de la médula ósea, concretamente a su salida. Es administrada por una anestesista a través de un catéter muy delgado que se introduce en la zona lumbar de la columna y después en el área que recubre la médula espinal.

El objetivo es eliminar el dolor de las contracciones durante el trabajo de parto, y la anestesia epidural ha demostrado ser la técnica más efectiva en relación riesgo/beneficio.

¿Conlleva riesgos?

Sí, como todas las anestesias. No hay que olvidar que se trata de la inserción de una aguja y catéter en el espacio epidural (sistema nervioso); a través del cual introducimos diferentes fármacos que a su vez pueden provocar efectos no deseados.

Los riesgos pueden derivar tanto de la punción en sí, como de los efectos propios de los fármacos en el organismo de la madre y del bebé. Los efectos son los siguientes:

Ralentización del proceso de parto o detención del mismo: un porcentaje muy alto de mujeres que opten por este tipo de analgesia necesitarán la administración de oxitocina intravenosa para poder mantener una dinámica de parto. (La oxitocina artificial también tiene, a su vez, sus riesgos)

—Pérdida de la capacidad para pujar: muchas veces la anulación de dolor, trae consigo una pérdida en la sensibilidad. Las mujeres no saben hacia donde dirigir su pujo, ya que no sienten la presión de la cabeza del bebé.

—Hipotensión arterial de la madre: la bajada de tensión arterial no sólo produce malestar en la mujer, sino que puede llegar a producir una bradicardia en el bebé (que se denomina riesgo de pérdida de bienestar fetal). Generalmente se maneja poniendo más líquidos intravenosos a la mujer.

—Pérdida de sensibilidad en la vejiga. La mayoría de las mujeres con epidural necesitarán sondajes vesicales intermitentes para ir vaciando la vejiga durante el parto.

—Escalofríos. Se pueden sentir durante el trabajo de parto y después del mismo.

—Cefalea postpunción (Dolores de cabeza). Suelen manifestarse cuando la aguja pasa del espacio epidural al intradural y pueden durar hasta una semana. Es recomendable beber agua y estar tumbada todo el tiempo posible. En algunos casos es necesario aplicar un parche hemático.

— Dolores en la zona de la punción. Son debidos a que la aguja atraviesa varias capas de músculo.

—Fallos de la analgesia epidural: no se sabe el motivo, pero en algunas mujeres no hace efecto, o puede que la analgesia se lateralice (de tal forma que el dolor se concentra sobretodo en la zona no dormida). Se suele mover el catéter o volver a intentar la punción.

¿Están las mujeres españolas, en general, bien informadas sobre la anestesia epidural?

Hoy en día gracias a internet la información está en manos de todo el mundo, sin embargo es importante saber qué fuentes se consultan, y ser un poco críticas con lo que se lee.

Se puede decir que a grandes rasgos las mujeres están bien informadas sobre la anestesia epidural, sobre todo de sus beneficios (parir sin dolor); aunque aún hoy estamos desterrando tanto en la consulta, como en las clases de preparación al parto algunos mitos y leyendas urbanas.

Es función de los profesionales que estamos en contacto con las embarazadas informar acerca de todas las técnicas a las que pueden ser sometidas el día del parto. Es fundamental que las mujeres cuenten con toda la información sobre los fármacos que se emplean en el parto, sus efectos tanto positivos como negativos (o no deseados). Y esta información debe ser veraz, sin prejuicios; con el fin de que sea la propia mujer la que pueda decidir libremente si ponerse o no la anestesia epidural, sin sentirse juzgada ni presionada por nadie.

¿Es posible parir sin tanto dolor sin ponerse la epidural? ¿cómo?

Es triste ver como aún en la mayoría de los hospitales aún existe una dicotomía: o pares con epidural o pares con dolor (y “te aguantas”), no se contempla la analgesia no farmacológica, que realmente ha demostrado científicamente que funciona. Puede que sea por desconocimiento por parte de los profesionales, prejuicios o simplemente por falta de personal: las matronas que son los profesionales que acompañamos durante este proceso estamos saturadas y llevamos mucho tiempo pidiendo que podamos hacer el seguimiento de las mujeres en el parto, en relación 1:1 (una mujer con su matrona), para poder acompañar dignamente a las parejas.

La respuesta fisiológica al dolor es la de proteger al cuerpo de cualquier daño. El parto se considera un proceso fisiológico paradójico, ya que por definición ningún proceso dentro de la fisiología tiene que doler; pero, salvo en escasas excepciones, el parto duele.

El dolor en el parto tiene dos orígenes:

Físico:

• Cuello uterino (al dilatarse)

• Útero (al contraerse)

• Ligamentos, músculos del suelo pélvico (al expanderse)

• Labios mayores, menores, vulva (al abrirse)

• Comprensión de los nervios del plexo lumbosacro

Cerebral: es la parte afectiva, emocional, donde se almacenan nuestras experiencias, recuerdos,expectativas... Los estímulos periféricos (físicos) activan a los centrales (cerebrales), y el conjunto da vida a la vivencia individual del dolor. Pero la principal característica del dolor en el parto es el RITMO. Aparece una alternancia entre dolor y no dolor, acción y pausa, contracción y expansión, aceleración y ralentización, malestar y bienestar. Es como el oleaje del mar. Es en esta alternancia donde reside el secreto de la posibilidad de una analgesia natural. Es un dolor intermitente con una dinámica individual, regulada por las necesidades de la mamá y el bebé.

En su centro se ha dado el caso de mujeres que llegan queriendo programarse una cesárea y al final, después de terminar el curso, muchas hasta piden parto natural no instrumentalizado y ¡muchas lo consiguen! ¿Cómo lo hacen?

Gran parte de mi trabajo con las mujeres consiste en desligar el concepto dolor de sufrimiento; el que entiendan la función del dolor en el parto y cómo gestionarlo, les doy herramientas para que lo lleven mejor, para que tengan confianza en su capacidad.

En mis clases y consultas les digo que debemos escuchar a nuestro cuerpo, confiar en él y en nuestra capacidad de parir; movernos y adaptar aquellas posturas en las que el dolor es menos intenso, se alivia; así protegemos nuestros tejidos, nuestro cuerpo, abrimos diámetros mayores para el paso de nuestro bebé a través nuestro; y protegemos al bebé de adoptar malas posturas y la excesiva presión sobre la cabeza, y así disminuimos el estrés y el riesgo de sufrimiento fetal.

 

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