Con esta esperanza se manifiestan, entrevistados por ABC, los primeros italianos que han hecho contratos con sociedades americanas para ser hibernados inmediatamente después de su muerte. No son locos, son profesionales afirmados en sus diversos campos y creen firmemente en los progresos de la ciencia. Todos ellos irán a morir en Estados Unidos, en hospitales ligados a la sociedad que se ocupará de la conservación de sus cuerpos, sumergidos en nitrógeno líquido a -196 º C.
Vitto Claut, de 65 años, un extravertido abogado friulano, políglota, es el primer italiano que firmó hace 10 años un contrato con «Alcor Life Extension Foundation», centro americano en Arizona, que él visitó personalmente, y en el que se practica la criónica, la conservación del cuerpo para reanimarlo en el futuro. Amante de la vida, en él no muere la esperanza de «renacer» dentro de 300-500 años, un futuro que él nos explica así: «En la tierra hará mucho calor, no habrá plantas ni agua y viviremos bajo tierra. No podré comerme un plato de spaghetti, que me gustan mucho, porque nos alimentaremos con píldoras. Y pasaré los fines de semana en Marte, porque viajaremos con el pensamiento». Es un trotamundos el abogado Claut, quien ha visitado ya 176 países, y nos cuenta que sabe cómo realizará su último viaje a Estados Unidos: «Un amigo médico será el encargado de avisarme cuándo deberé viajar a Estados Unidos para morir allí en un hospital, donde mi cuerpo será preparado para ser hibernado», afirma Vitto Claut.
El proceso de hibernación o crónica tiene que ser muy rápido, para evitar la descomposición del cuerpo, sobre todo de la cabeza, porque sin oxigenación el daño en las células del cerebro es irreversible. La práctica criónica la realizan algunas compañías pioneras en Estados Unidos y recientemente otra en Rusia. La gran mayoría de los científicos y médicos miran la criónica con escepticismo, aunque entre sus partidarios hay también algunos científicos.
Hay quien confía renacer un día junto a su familia. Es el caso de Daniele Chirico, enfermero romano, quien se hará hibernar junto a su mujer Rita y su hija Ilenia. «Creo que es más probable que el ‘despertar ‘ de la muerte pueda suceder en el futuro por obra del hombre, gracias a nuevos conocimientos científicos y tecnológicos, y no por obra de un ser sobrenatural. Mis familiares han compartido conmigo esta idea y junto a mi mujer hemos firmado un contrato de hibernación con el “Cryonics Institute” (Michigan), que incluye también a nuestra hija», nos declara Daniele Chirico.
Otro romano, el ingeniero Alberto Pasquini, destaca que «la probabilidad de que las personas fallecidas e hibernadas sean reanimadas es muy baja, pero no nula». El ingeniero Pasquini, investigador de la Agencia Nacional para las nuevas tecnologías y la energía, y responsable de una sociedad que se ocupa de estudios sobre la seguridad y sobre prevención de errores humanos en el control de tráfico aéreo, en aviación y en medicina, responde a las preguntas de ABC.
-¿Detrás del deseo de ser hibernado está el miedo a la muerte?
-Sí, seguramente está también ese miedo. Tener la esperanza, aunque sea pequeña, de poder sobrevivir ayuda a sentir con menos angustia el problema de la muerte.
-¿Cuántos años pasarán hasta que un día puedan ser despertados?
-Es muy difícil responder. Nuestros conocimientos están muy lejos de la capacidad de reanimar a una persona y dejarla en buenas condiciones de salud. Diría que varios cientos de años, quizás miles.
-Pensemos que son despertados dentro de 200-300 años. ¿Cómo se imagina que será entonces la vida en la tierra?
-No lo sé, pero siento mucha curiosidad. En muchos aspectos se renacerá a un mundo nuevo y seguramente completamente diverso al que conocemos. Si el hombre existirá todavía, querrá decir que ha sido capaz de resolver todos los problemas de hoy y que estará en grado de controlar su existencia.
-¿Cuál es el costo de la hibernación?
-De 30.000 a 300.000 euros, dependiendo del organismo que se haya elegido para ser hibernado.
-¿Qué interés despierta en el mundo la hibernación?
-Por el momento, hay unos 250 cuerpos en hibernación a -196 º C, y existen 2000 personas que han firmado un contrato para ser hibernadas cuando fallezcan. En Italia hay una decena de personas que ya han firmado un contrato, y otras tantas están «seriamente interesadas».
-Desde el punto de vista legal, ¿cuál es la situación en Italia sobre la crónica?
-El problema es, sobre todo, el poder intervenir sobre el cuerpo en los minutos inmediatos tras el fallecimiento. Esperar los tiempos de la declaración legal de la muerte, comportaría degeneraciones irreversibles. Estamos tratando la posibilidad de aplicar un protocolo de tratamiento adecuado con el Ministerio de la Salud.
-En este momento, para ser hibernado, debe morir en un hospital americano. ¿Podrá ser también una realidad en Italia?
-No es necesario ser hibernados en Italia. Sería suficiente efectuar una especie de pre-tratamiento que lleve la temperatura corpórea a -70 grados ( o simplemente oxigenar adecuadamente las células del organismo) por el periodo necesario hasta que el cuerpo sea transportado a Estados Unidos. Ya hay en el mercado máquinas que permiten hacer esta operación. Se trata de resolver los problemas legales y de transporte. Y lo estamos intentando.
No están locos. Saben que la posibilidad de renacer es remota. Gráficamente nos lo expresa el abogado Vitto Claut: «Es como una lotería. Yo juego cada semana un boleto de Superenalotto. Es una apuesta entre cientos de millones, pero me puede tocar. Eso mismo pienso de la hibernación: Es muy difícil que se haga realidad, pero no es imposible». La esperanza es lo último que se pierde. «Para mis viajes a Marte, tengo ya 2.000 metros cuadrados de terreno, donde me construiré una casa. Me lo han regalado unos amigos que pagaron 50 euros a una sociedad alemana que hace este tipo de ventas, con contratos incluidos», afirma el abogado Claut. Por soñar, que no quede.