Un equipo de arqueólogos ha descubierto una serie de objetos de oro que pertenecían a la civilización desconocida de los escitas, un grupo de nómadas fieros que gobernaron las vastas praderas de Eurasia durante varios siglos y que dejaron pocas evidencias de su existencia a su paso, una circunstancia que enloquece a los historiadores.
El arqueólogo ruso Andrei Belinski y su equipo han descubierto un total de 3 kilos de tesoros de oro, entre los que se encuentran dos vasijas, tres copas, anillos, gargantillas y un brazalete, que se remontan a hace 2.400 años de antigüedad y poseen restos de cannabis y opio, pertenecientes a los pueblos escitas (pueblo nómada de ascendencia irania que emigró desde Asia Central hasta el sur de Rusia y Europa del Este).
Según publica National Geographic, los arqueólogos han hallado en las montañas del sur de Rusia esos artefactos, que ahora arrojan luz sobre el desconocido pasado de estos guerreros que practicaban rituales con drogas. "Un descubrimiento así solo pasa una vez en un siglo", comenta el arqueólogo de la Fundación del Patrimonio Cultural Prusiano en Berlín Anton Gass a la revista especializada. "Estos son algunos de los mejores objetos que tenemos de la región".
Esta civilización se caracterizó por crear grandes kurgáns —montículos de arena y tierra de gran tamaño levantados artificialmente sobre tumbas—, uno de los cuales ha entorpecido la construcción de un proyecto eléctrico en la zona. De este modo, los operarios contactaron con el arqueólogo Anton Gass para que inspeccionara el terreno. El equipo de Gass, que acudió al lugar pensando que solo retirarían arcilla, suciedad y arena, se sorprendió al descubrir una cámara forrada de piedra en cuyo interior se albergaban todo tipo de objetos —dos vasos con forma de cubo, tres tazas, un anillo, un brazalete y dos collares— bañados en oro.
Grabados violentos y restos de drogas
Los vasos, de acuerdo con las declaraciones de los investigadores, tienen grabados sobre su superficie diferentes inscripciones. La más llamativa es la representación de un hombre asesinando a un guerrero más joven que está postrado ante él.
Anton Gass cree que existe una relación directa entre esa escena y las guerras de las que hablaba el historiador griego Heródoto, quien estudió a los escitas durante muchos años y consideró que esta civilización había pasado 28 años en guerra contra Persia. Las escenas violentas, por el contrario, no se limitan únicamente a esa, ya que en otro de los vasos se puede observar cómo las figuras mitológicas de los grifos acaban con la vida de un ciervo y un caballo. "Nunca había visto una representación tan detallada de la ropa y armamento de los escitas", comenta al mismo medio la arqueóloga Belinski. En el interior de estos artefactos bañados en oro, curiosamente, los arqueólogos descubrieron una sustancia oscura y pegajosa que resultó ser restos de opio y cannabis mezclado.
Los arqueólogos sostienen que los escitas usaban las vasijas para hervir y posteriormente consumir un potente brebaje a base de opio. Mientras tanto, también se quemaba cannabis. "Está fuera de toda duda que ambas drogas se utilizaban simultáneamente", afirma Gass. Esto arrojaría luz "sobre el sombrío mundo de los escitas, feroces nómadas cuyas hazañas —y rituales con drogas— fueron registrados por el historiador Griego Heródoto", escribe la revista.
En los artefactos, que se cree fueron fabricados para la realeza, están talladas representaciones de humanos luchando y muriendo, así como criaturas míticas.