Hay personas que tienen serias dificultades para sentarse en un váter que no sea el de su casa. Los que sufren una fobia más radical a los baños públicos evitan incluso defecar en el trabajo, pero no hay que ser demasiado rarito para evitar hacerlo en un bar, una discoteca y, no digamos ya, en una gasolinera.
En casos de extrema necesidad hay quien cubre la taza del váter con papel higiénico e incluso se pone de cuclillas sobre esta –algo que, por otra parte, es bastante recomendable anatómicamente hablando–. Y es algo mucho más habitual de lo que podría parecer. En 1991, un grupo de investigadores realizó una encuesta entre 528 pacientes de una clínica de ginecología y descubrió que el 85% evitaba entrar en contacto con la taza de los váteres públicos y orinaba doblando las piernas. Un 12% colocaba papel en la taza y sólo un 2% se atrevía a sentarse directamente sobre ella.
¿Tan peligrosos son los váteres públicos? Lo cierto es que, comparados con otras superficies, no tanto. Cualquier baño público tiene probablemente menos gérmenes que el fregadero de tu cocina y, con toda seguridad, menos que el lavabo que tiene enfrente, que es de largo el lugar con más patógenos de un baño.
Hay ciertas bacterias y virus cuya presencia es más habitual en los baños públicos, pues son trasmitidas a través de las heces
Muchas personas siguen teniendo miedo a los inodoros públicos debido a la posibilidad de contraer una Enfermedad de Transmisión Sexual (ETS). Se trata de una alarma completamente injustificada. “Que yo sepa, nunca nadie ha contraído una ETS en el váter, a no ser que haya hecho el amor sobre él”, asevera la doctora Abigail Saluyers, presidenta de la Sociedad Americana de Microbiología, en un reportaje de WebMD.
Las bacterias y virus que podemos contraer en un baño público son similares a las que podemos encontrar en cualquier otro lado, y su contagio es similar. Hay que tener en cuenta que la piel es una barrera efectiva contra los gérmenes, y nadie se dedica a besar la taza del váter. Los patógenos suelen contagiarse a través de las heridas, la boca, la nariz o los ojos, por eso es mucho más importante lavarse bien las manos y tener cuidado con lo que comemos, que preocuparse por posar nuestras nalgas sobre un inodoro cualquiera.
Ahora bien, hay ciertas bacterias y virus cuya presencia es más habitual en los baños públicos, pues son trasmitidas a través de las heces, y son fáciles de contraer si no tienes la costumbre de lavarte las manos (y, atención, según un estudio estadounidense, sólo el 67% de las personas lo hacen siempre). Son estos:
1. E. coli
Una muestra de E. coli (Corbis)
La famosa Escherichia coli, responsable de muchas las intoxicaciones alimentarias, se transmite a través de las heces, normalmente cuando alguien o algo la conduce de éstas a la comida, aunque también puede aferrarse a superficies no porosas como la taza del váter. Si nos infectamos tendremos una bonita diarrea, que incluirá probablemente calambres abdominales y vómitos.
2. Norovirus
Ilustración de un grupo de Norovirus. (iStock)
El Norovirus es responsable de la mitad de las intoxicaciones alimentarias y, al igual que la E.coli, provoca fuertes diarreas, que por suerte se pasan por sí solas en dos o tres días. Los brotes de Norovirus suelen producirse en lugares cerrados como hospitales, cárceles, residencias o cruceros en los que la infección se propaga muy rápidamente, entre persona y persona y a través de la comida. Se trata de un virus que, además, sobrevive hasta dos semanas en superficies no porosas, incluido el váter de la gasolinera. Así que no olvides lavarte las manos.
3. Shighella
Ilustración de la Shigella Sonnei. (iStock)
Esta bacteria, responsable de la shigellosis, provoca diarreas mucho más severas que la E. coli y el Norovirus, pero su presencia es muchísimo menos habitual. En España, de hecho, estaba prácticamente en extinción, y en los últimos años sólo se han registrado algunos brotes puntuales, por contaminación con residuos fecales de agua o comida.
Dado que es una bacteria muy contagiosa que se transmite a través de las heces es importante tener siempre los baños limpios. El simple hecho de lavar la taza con lejía acaba con esta bacteria y con muchas otras.
4. Streptococcus
Un investigador sujeta un cultivo de Streptococcus. (iStock)
El género Streptococcus es un grupo de bacterias que suelen instalarse en la garganta y causan importantes enfermedades inflamatorias, como la amigdalitis, la meningitis y la neumonía. Según un informe de Cleaning & Maintenance Management, el 39% de los váteres públicos albergan este patógeno.
¿Quiere decir que podemos pillar una neumonía sólo por posar nuestras posaderas sobre la taza del váter? Es muy improbable. Sólo en torno al 1% de los adultos se contagian de la bacteria a través de la piel, y ni siquiera eso implica que vaya a llegar a tu garganta. En realidad, tienes el doble de posibilidades de que te parta un rayo este año que de pillar una infección de este tipo en un retrete.
5. Staphylococcus
Staphylococcus aureus resistente a la meticilina. (iStock)
Este género de bacterias tiene el honor de albergar uno de los patógenos que más preocupa a la comunidad médica, el Staphylococcus aureus, famoso por ser resistente a la penicilina y, más recientemente, a la meticilina (el peligroso SARM). Esta temida superbacteria puede vivir en la taza del váter, o cualquier otra superficie no porosa, durante más de dos meses. Y le bastan tres segundos para transportarse a tu piel. Ahora bien, no es más fácil pillar la infección a través del váter que, por ejemplo, desde un teléfono móvil o un billete.
6. Gripe y resfriado
Ilustración de un Rhinovirus. (Corbis)
El virus de la gripe puede vivir dos o tres días en cualquier superficie no porosa y algunas cepas, como la de la gripe aviar, pueden aguantar semanas. Los Rhinovirus, que causan el resfriado común, aguantan mucho menos, ni siquiera sobreviven un día completo.
El truco para no pillar gripe en los baños públicos pasa por no tocarte los ojos, la nariz ni la boca después de haber tocado el retrete (o, en realidad, cualquier superficie que haya estado en contacto con alguien enfermo). En definitiva, es difícil pillar cualquier cosa en el baño si te lavas bien las manos.