No obstante, los expertos advierten de los riesgos que conllevan el calzado veraniego por excelencia: las míticas y universales chanclas. Según informaba ayer el Colegio Oficial de Podólogos de la Comunidad Valenciana (ICOPCV), el uso continuado de este tipo de calzado puede ser perjudicial para la salud del pie.
De hecho, tal y como explica a este periódico María del Pilar Rosell, podóloga y vocal del ICOPCV, las chanclas "ni siquiera se consideran un calzado". No obstante, esta experta matiza que no es que tengamos que desterrar las chanclas de nuestras vidas, sino que deberíamos limitar su uso a "ir a la playa o a la piscina, salir y entrar de la ducha, o andar un poquito por casa".
"Lo malo no es llevar chanclas, sino usarlas de forma continuada todos los días, a todas horas y para todo tipo de actividades", cuenta Rosell. Precisamente, éste es un hábito que acompaña a muchos desde el momento en que empiezan sus vacaciones: se calzan sus chanclas y ya no se las quitan hasta que tienen que volver a su rutina diaria de calcetines, zapatos cerrados o tacones altos.
El principal problema que tienen las chanclas es que no sujetan nada el pie. Tal y como explica Rosell, "al ir tan sueltas, lo que hace la persona cuando anda con ellas es curvar mucho los dedos, ponerlos como en garra, para que no se nos caigan del pie". De esta forma, el individuo hace "un sobreesfuerzo extra, que provocaría quetensásemos músculos y tendones", dice Rosell. Todo esto, cuenta la podóloga, podría provocar fascitis plantar, que supone que "la vaina que une el talón con el antepie se inflama".
Excesivamente planas
Además de la sujeción, de esa sensación de que el pie va prácticamente bailando sobre una suela de goma, otra de las complicaciones de las chanclas es que son excesivamente planas, y esto tampoco es bueno. "Al ser muy planas, no tienen ninguna amortiguación, y esto provoca problemas lumbares, porque el hecho de llevar el pie excesivamente plano hace que la musculatura de detrás de las piernas sufra", dice Rosell.
Según los expertos, lo ideal sería llevar un poquito de tacón. "Entre dos y tres centímetros, no más, porque si superamos eso está demostrado que afecta a la cadera", explica Rosell, quien apunta que las cuñas son un calzado ideal para esta época.
En su opinión, "la chancla ideal no existe", porque ésta no es más que una suela de goma con una tira para meter el dedo, pero sí que hay "calzados más ergonómicos que tienen una suela más gorda, y por tanto, mayor amortiguación". También están bien las que tienen "un poco de contención, esas en las que el pie se queda como metido dentro de la suela. Incluso las hay que tienen como la forma de los dedos", explica Rosell.
Desaconsejadas en diabéticos
A pesar de que la mayoría de personas no sufrirán ningún problema si no abusan de las chanclas, es decir, si no las usan más que para ir a la playa, sí que hay un perfil para el que este calzado se desaconseja totalmente. Sería el caso de las personas que tienen diabetes o problemas de circulación. "En estos casos está muy contraindicado, porque si, por ejemplo, estas personas se pinchan, les cuesta mucho mucho cicatrizar una herida", cuenta Rosell.
Para Miren Morillas, vocal de la Sección de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardíaca de la Sociedad Española de Cardiología, "este es un tema que puede parecer banal, pero no lo es". Esta cardióloga explica que "las personas con falta de riego en las piernas y los diabéticos (muchas veces coinciden) pueden tener una falta de sensibilidad en la piel y no sentir el dolor, y cuando se produce una herida o un traumatismo, aunque sea con una pequeña piedra que haya en el suelo, esto les produce una herida que puede tardar semanas o incluso meses en cicatrizar". Además, al tener esa falta de sensibilidad, "igual ni sienten que se han hecho daño, y esa herida puede desembocar en una úlcera", cuenta Morillas.
En los ancianos y en las personas con obesidad también estarían desaconsejadas las chanclas, "porque son gente que no controla bien la psicomotricidad, y las chanclas pueden hacerles caer con facilidad", apunta Rosell.
Así las cosas, tome nota, pero sobre todo, no se alarme: puede seguir usando sus chanclas sin problema, pero, eso sí, no las utilice las 24 horas del día. Hágalo sólo para la playa y la piscina. Pero para bajar a tomar el café, ir a comprar el pan o simplemente, dar una vuelta con los amigos, mejor usar sandalias. Y si tienen un pequeño tacón, mejor que mejor.
El Mundo