Si algo es sabido por todos es que los teléfonos móviles están generalizados en la sociedad. Así lo ha determinado el centro de investigaciones estadounidenses Pew, desde donde se ha señalado que -en 2014- un 90% de los adultos de este país poseían uno y, un 64% de los mismos, un Smartphone. Puede que tener la capacidad de llamar en todo momento sea una ventaja en la vida diaria, pero se está convirtiendo en todo un dolor de cabeza para el servicio de emergencias de los Estados Unidos.
Y no ya por la constante recepción de llamadas (un mal que deben pasar para poder ayudar a la población) sino porque muchas de ellas son realizadas de forma accidental. Más concretamente, un 30% de las mismas son alertas falsas que se producen cuando todo aquel hijo de vecino que cuenta con un teléfono sin cables marca el 911 (el equivalente al 112 de estos lares) sin pretenderlo mientras lleva su Smartphone en el bolsillo.
Así lo afirma la Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos (FCC por su siglas en inglés), desde donde también se señala que los datos fueron recogidos en 2014 por la Agencia Pública de Seguridad en las Comunicaciones de Washington. Por su parte, toda esta información ha sido recopilada por un informe elaborado por los empleados de Google a principios de octubre de 2015.
Estas llamadas (conocidas literalmente como «pockets dials» en inglés) se producen tradicionalmente cuando los propietarios de un teléfono móvil lo guardan en su bolsillo trasero y se sientan sobre él.El resultado no puede ser más molesto para la policía, pues -debido a que el único número que se puede marcar con la pantalla bloqueadaes el de emergencias- suelen recibir miles de «llamadas hechas con el culo». Su número, por ejemplo, en 2014, fue de 230.000 al día (unos 84 millones al año).
Las llamadas suponen también una molestia para el departamento de emergencias de algunas ciudades estadounidenses como San Francisco, en la cual sus agentes se ven obligados a volver a llamar al teléfono si no reciben respuesta al descolgar.
ABC