El responsable del Laboratorio de ecosistemas continentales del Mesozoico y Cenozoico de la Universidad Estatal de Tomsk situada en Siberia (Rusia), Sergey Leschinskiy ha llegado a la conclusión de que al final del Pleistoceno los mamuts del noreste de Eurasia solían experimentar una crónica falta de minerales en su dieta. Como resultado de lo anterior, se habrían extinguido por el creciente estrés geoquímico como consecuencia de profundos cambios abióticos (ambientales) en los ecosistemas. Lo que llevo a la mayoría de estos individuos, a no recibir los elementos químicos esenciales. Este estudio ha sido publicado en «Archaeological and Anthropological Sciences».
En la actualidad, los investigadores intentan hallar la respuesta a la extinción de una de las especies más representativa del final del Pleistoceno: los mamuts. Una parte de las mismas pone el acento en cambios producidos en los microclimas y en la presión antropogenética, así como a efectos asociados a los dos fenómenos mencionados. La otra hipótesis es menos popular y hace referencia a enfermedades infecciosas, así como a la caída de cuerpos celestiales. Sin embargo, no se ha prestado atención a posibles cambios geoquímicos en el medio ambiente, en el que los «Mamuts Primigenius» vivían.
En esta línea, Sergey Leschinskiy ha sostenido que «es frecuente que en la investigación de restos de los últimos mamuts se hallen frecuentemente obvios signos de enfermedades en los huesos como la osteoporosis, la osteofibrosis, la artrosis o la osteomalacia - en la que el hueso se encuentra desmineralizado - o de varias a la vez». Este investigador también ha sostenido que la superficie articular de los huesos de las extremidades de algunos individuos no estában solo dañadas y mutiladas por estas dolencias. «En colecciones diferentes de huesos encontramos la osteoporosis en el 90% de los casos», ha añadido este investigador.
Todo esto se traduce, a su juicio, en grandes traumatismos para los animales afectados, quienes padecen torceduras y fracturas incluso con cargas muy bajas. Los mamuts con extremidades o la columna vertebral fracturadas no podían coger comida en cantidades suficientes y no podían seguir a la manada. Estos individuos morían pronto a manos de depredadores. Como resultado la naturaleza se reveló más fuerte y los mamuts se extinguieron.
23.500 huesos y dientes analizados
Para alcanzar todas estas conclusiones Sergey Leshchinskiy ha analizado entre 2003 y 2013 más de 23.500 huesos y dientes de mamuts del noreste de Eurasia, para identificar los síntomas de lo que ha considerado como los trastornos enzoóticos . Los cambios destructivo fueron revelados con la ayuda de unas lupas potentes, en secciones pulidas y secciones histológicas bajo un estereomicroscopio y un microscopio electrónico de barrido, así como por otras técnicas.
«Investigamos huesos de mamuts y dientes, descubiertos en localizaciones aluviales de Rusia, Polonia y la República Checa», ha comentado el autor quien usa en su artículo el término ruso «solonetz» para designar un área cuya superficie esta caracterizada por un alto contenido en ciertos macro y microelementos, que son considerados como «pedacitos de sal», «pizcas de mineral» y «fuentes minerales». Dentro de estas zonas los animales se alimentaban de la tierra y de las rocas y bebían agua mineralizada de los brotes para mantener el equilibrio del cuerpo.
La mayoría de los elementos químicos que son vitales para que se mantengan en un estado saludable el esqueleto, los músculos, la piel, entre otros. Muchos pueden padecer graves consecuencias, si no satisfacen estas necesidades y morir por una malnutrición mineral.
En este sentido, para este científico en el momento álgido de esta malnutrición se convirtió en un sumillero de mamuts y otros grandes mamíferos. La especial vulnerabilidad de los primeros encuentra su mayor reflejo en los cementerios» de mamuts en el Pleistoceno tardío.
ABC