"Yo creo que el golpe en la cabeza me hizo mucho más daño de lo que la gente creyó. Cuando recibes un golpe como ese te sientes un poco aturdido durante un año o dos, la verdad. De repente te das cuentas de que has estado semiconsciente", cuenta el artista de 71 años a The Times.
Keith sufrió otra caída este año en un concierto en Indianápolis, pero se negó a dar detalles acerca del suceso porque le preocupaba poner en peligro los conciertos del grupo.
"Alguien lanzó un sombrero de paja rojo y aterrizó delante de mis pies. Lo aparté con el pie a un lado, rebotó enfrente de mí y me caí al suelo. De repente estaba apoyado en mis manos y rodillas delante de 60.000 personas. Probablemente me rompí una costilla, pero no había nada que los médicos pudieran hacer. Pensé: 'Mierd*, si les hago saber lo mucho que me duele, los médicos y las compañías de seguros van a decirme: cancela los siguientes conciertos'. Que les jod*n, viviré con ello. Después de cincuenta años subido a un escenario tienes que caerte de vez en cuando y darte algún golpe", añade.
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