Se le veía radiante, feliz, pero había un detalle de sus manos que no acababa de convencerla. Urgió al artista a corregir y, ya de regreso a casa, siempre al volante, se emocionó:
“¿Te das cuenta? Voy a develar mi estatua ¡en vida!”, me soltó en un instante.
Faltaba un mes para el gran acontecimiento. Esa noche, acudí a despedirme de ella y la encontré en su cama, descansando. Estaba enferma, pero entusiasmada. Era una guerrera, de carácter fuerte, de espíritu imbatible. Recuperaba energías porque a la mañana siguiente muy temprano volaría a Cancún para hacer conexión con destino a Holanda, donde cumpliría su gira anual de presentaciones.
El regreso estaba previsto para el 6 de noviembre y, al otro día, al caer la tarde develaría su estatua -¡en vida!- en la Plaza de Garibaldi.
Sin embargo, el destino cruel había decidido otra cosa y muy diferente.
A las seis de la mañana de aquel fatídico 6 de noviembre de 1997 el teléfono repiqueteó inusualmente en casa. Era su amiga Carolina de Holanda dándome la fatal noticia desde el aeropuerto internacional de Schiphol, en Ámsterdam:
“Acaba de fallecer María”.
“¡¿Cómo?!”, reaccioné estupefacto.
Estaba a punto de abordar el avión de retorno a México cuando entró en crisis, le faltó el aire, su piel se amorató y le vino un paro cardiaco. La noticia conmocionó a México, a Holanda y a muchos otros países que admiraron a la única embajadora de la canción mexicana que hemos tenido. Única, porque hasta el momento nadie como ella ha paseado nuestra música por el mundo, llevada de la mano del Consejo Nacional de Turismo (hoy Secretaría de Turismo) que encabezaba en aquel entonces el expresidente Miguel Alemán Valdés.
China, Japón, Alemania, Bélgica, Italia, España, entre otras naciones, aplaudieron el fino arte interpretativo de esta extraordinaria cantante mexicana, cuya grandeza quedó plasmada en medio centenar de discos elepé grabados, pero sobre todo en la intensa labor artística y cultural que desplegó en favor de nuestra música. Otro caso insólito: María grabó varios discos en Holanda y su nombre encabezó las listas de ventas durante varias semanas por encima de Elton John, Madonna, Cindy Lauper y Michael Jackson, por mencionar algunos, lo cual explica su grandeza en la citada nación europea, donde su amiga Carolina Vorbergen (ahora de Holanda) continúa su obra difundiendo la música mexicana. Quiso morir en Holanda… allá donde la trataban como lo que era: una reina.
Javier García Java