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Domingo, 28 Abril 2013 03:46

El Mandarín, el mayor enemigo de Iron Man (y lo poco que se parece al de la película) Destacado

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Ben Kingsley, caracterizado como El Mandarín

Hollywood ha despojado al villano de las referencias chinas, racistas y del «peligro amarillo» para no molestar al gigante asiático. Este es el verdadero origen tal y como se concibió en el cómic.

El Mandarín es el archienemigo de Iron Man, pero no ha aparecido hasta la tercera entrega de la saga en el cine, estrenada este viernes. Los demás grandes superhéroes se enfrentaron a sus respectivos némesis desde la primera película: Superman contra Lex Luthor, Batman y Jocker, Spiderman y Duende Verde, X-Men y Magneto... El Mandarín, sin embargo, es un personaje tan pegado a los tiempos de la Guerra Fría que hacía difícil su incursión sin molestar a China.

El guionista y mayor creador de personajes de cómic, Stan Lee, inventó al Mandarín en 1964 como un remedo de Fuman Chu, un exponente del «peligro amarillo», experto en artes marciales, maestro del control físico y mental, y, en antítesis a la tecnología de Iron Man, un dominador de ciencias extrañas. La fuente de su poder son diez anillos (cada uno con una cualidad diferente, como el control mental o de moléculas), obtenidos de una nave extraterrestre hallada en el Valle de los Espíritus chino.

El Madarín del comic

La película diluye toda referencia china. El origen del Mandarín queda difuminado en Asia con el papel de Ben Kingsley (mitad británico, mitad indio) y su estética de guerrero mongol. No hay mística ni extraterrestres, sino un terrorista experto en tácticas de insurgencia rodeado de iconografía china, enajenado y con un odio visceral contra Estados Unidos. «No queríamos el esterotipo, potencialmente racista, de villano chino. Queríamos coger al villano del comic y darle una forma más realista», explica el director de «Iron Man 3», Shane Black, que se refiere al personaje de cómic como «caricatura racista». Ni siquiera sus anillos son maravillosos: «Los anillos son solo anillos».

Los orígenes

El Mandarín, en el cómic, tiene dos orígenes diferentes. En el primero, es el hijo de un chino y una prostituta blanca criado en un fumadero de opio. Uno posterior, para darle más porte, le convierte en hijo de una noble inglesa y de un descendiente de Gengis Kan. La familia pierde sus pertenencias por la revolución comunista y el pequeño vaga hasta dar con el Valle de los Espíritus y los arcanos poderes extraterrestres descifrados por él mismo. Pura antítesis con Tony Stark, el hombre debajo de la armadura de Iron Man. Él es el gran emblema del éxito americano, un héroe capitalista, rico, blanco y de inteligencia brillante. Un personaje creado por Stan Lee en plena ola pacifista como reto para conseguir convertir en héroe a un representante de todo lo que cuestionaba el antibelicismo dominante. Un producto puro de la Guerra Fría.

El gran interés de distribuir la película en China ha hecho que Marvel se alíe con la productora local DMG para saltarse la restricción a las películas extranjeras, a cambio de añadir metraje, que no aparecerá en el resto del mundo, con la estrella china Fan Bingbing. Como ironiza la novelista y autora de cómics Marjorie M. Liu, estadounidense de origen asiático: «Es impresionante que el poder económico de China haya conseguido en Hollywood lo que no han hecho los defensores de los derechos de los asiático-americanos: respeto hacia la representación de sus ciudadanos».

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