REALFACE (Cara real) es un invento japonés —como cabía esperar por su naturaleza extraña y desconcertante— que reproduce con exactitud la cara de un ser humano en un material similar al látex. Sus creadores (la empresa Real-f) se jactan de poder reproducir hasta el último poro, las venas de los globos oculares, los lunares y las líneas de expresión.
Utilizan una técnica de fotografía en tres dimensiones a la que llaman Three-Dimension Photo Form. Retratan a la persona y escanean su rostro durante unas dos horas, reproducen los tonos de piel copiándolos de las imágenes y no pintándolos. Cada máscara se elabora de manera individual y parte de su elaboración es manual. Aunque sí pueden dejar vacíos los ojos (o hacerlos de quita y pon) para que la persona pueda ver con la máscara puesta, de momento no hacen dientes, sería difícil que parecieran naturales y resultarían aparatosos en conjunto.
Se comprometen a tenerla lista en dos semanas y cuesta 300.000 yenes (2.869 euros), un precio que la empresa destaca como “económico” en este tipo de encargos. Si el cliente pide más, las copias serán más baratas (60.000 yenes, 574 euros).
¿Por qué alguien iba a querer una reproducción exacta de su cara? Real-f sugiere que el invento puede ser “un retrato conmemorativo”, una buena manera de que los seres queridos tengan un fiel recuerdo de uno, un souvenir para los descendientes. Espeluznante.