El plan será semejante a uno ensayado en la ciudad de Utrecht (Países Bajos): incluirá una muestra de población de 120.000 personas y requerirá financiación del Gobierno regional y nacional.
El concepto de renta básica universal ha recibido alabanzas y críticas desde ambos lados del espectro político. Los partidarios sostienen que puede aliviar la desigualdad económica, mientras los escépticos aseguran que desincentivará el deseo de trabajar.
No en vano, el próximo 5 de junio los ciudadanos suizos votarán en referéndum si el Estado debe proveer una asignación mensual de 2.600 dólares a los adultos y 650 dólares a los menores de edad. La mayoría del Parlamento suizo se opone a la idea.
Además de Lausana y Utrecht, la idea ha llamado el interés del Gobierno finés y la provincia canadiense de Ontario.