Se trata de Micah Xavier Johnson, un reservista afroamericano de 25 años residente en las afueras de la ciudad texana donde atentó, según varios medios estadounidenses, que citan fuentes oficiales anónimas puesto que la policía aún no lo ha identificado de forma oficial.
La motivación del ataque, según dijo a los policías poco antes de que estos lo abatieran, era su “enfado” con la muerte de negros a manos de policías. Estaba “enfadado con los blancos”, afirmó. Y su intención era inequívoca: “Quería matar blancos, específicamente agentes blancos”, relató en la mañana del viernes el jefe de la policía de Dallas, David Brown, que no dio el nombre del supuesto atacante.
Hasta anoche, Johnson no estaba en los radares de las fuerzas de seguridad. No tenía ni antecedentes criminales ni lazo alguno con el terrorismo, según el diario local Dallas Morning News.
Su pericia con las armas se la debe al ejército. El Pentágono ha confirmado que Johnson fue reservista hasta abril del año pasado, aunque sus tareas en las fuerzas armadas estaban centradas en trabajos de carpintería y albañilería. Entre noviembre de 2013 y julio de 2014 estuvo en Afganistán, en una brigada de ingeniería. Obtuvo varias condecoraciones. Su última residencia estaba fijada en Mesquite, un municipio en las afueras de Dallas. Según la agencia AP, la policía está efectuando un registro en una casa de esa localidad en la que se cree residía Johnson.
En uno de los terribles vídeos difundidos por las redes sociales durante la larga noche se ve a un hombre disparando a bocajarro a un agente de policía con un rifle de asalto. No está claro si se trata de Johnson, puesto que por el momento no se sabe siquiera si él es el único agresor, como afirmó antes de morir, o si hubo más atacantes. La policía habló durante toda la noche del jueves y la mañana del viernes de francotiradores, en plural. Hay tres detenidos más, pero no se ha confirmado que alguno estuviera directamente implicado.
Poco se sabe de la vida de Johnson por ahora, pero sí hay detalles de su muerte. Acabó acorralado en un aparcamiento en el centro de Dallas, cerca de donde supuestamente había cometido sus múltiples crímenes. Durante horas, la policía intentó negociar con él. No fue posible, según Brown. Johnson incluso aseguró que había diseminado explosivos. Ante la posibilidad de perder más agentes en un intento de reducir al francotirador, se tomó una decisión drástica: la policía envió a un robot con una bomba que hizo detonar cerca de donde estaba Johnson, que murió en horas de la madrugada.