Estas nueve palabras acompañan la fotografía de un adulto abusando de un bebé que ha sido subida recientemente a un chat pedófilo, junto a otras imágenes y comentarios igual de escalofriantes. Solo es uno de los miles de foros que proliferan en el reverso oscuro de internet y que están contribuyendo, según la Policía Nacional, a crear una gigantesca comunidad internacional de pederastas y pedófilos en la que estos criminales comparten archivos e información sobre sus víctimas y se apoyan mutuamente justificando sus inclinaciones enfermizas. Las detenciones no dejan de aumentar, pero el fenómeno avanza al mismo ritmo. También en España.
“Antes un pedófilo se sentía solo en su entorno, porque sabía que sentía placer por algo que estaba mal, y a veces incluso hacía un esfuerzo por tratar de encontrar una cura”, explica Luis García Pascual, inspector jefe de la Policía Nacional responsable de la sección de protección al menor de la Unidad de Investigación Tecnológica (UIT). “Ahora, ese mismo pedófilo encuentra en foros de acceso restringido a otras personas como él, que comparten los mismos gustos, que defienden esa inclinación sexual y la ven como algo normal”, explica este experto policial. “Se ha creado un movimiento mundial que considera la pederastia una orientación legítima, y aseguran que en el futuro se acabará legalizando, como ha terminado ocurriendo con la homosexualidad. Para estos criminales, es lo mismo. En internet encuentran apoyo y el problema no para de aumentar”.
El deseo enfermizo de estos delincuentes es irrefrenable, aseguran los expertos. Solo termina cuando son detenidos. Y tras el paso por la cárcel, la mayoría reincide. La Policía anunció este jueves su último gran golpe contra estas redes: la detención de 56 distribuidores de pornografía infantil que habían usado sistemas convencionales de intercambio de archivos 'peer to peer' o P2P para enviarse imágenes especialmente violentas y degradantes que incluían torturas a bebés. Entre los detenidos hay viejos conocidos de los investigadores. Uno de ellos, por ejemplo, es el exconserje de un colegio de A Coruña que tenía otro juicio esta misma semana tras descubrirse en marzo de 2015 que había colocado una cámara en los vestuarios del centro. Algunos han sido detenidos hasta cuatro veces.
“La mayoría de los pederastas y pedófilos toma más precauciones que los de esta última operación”, relata José María Martín, un subinspector de la Policía Nacional del grupo de protección al menor de la UIT, que también ha participado en esta investigación y lleva más de seis años luchando contra estos delincuentes. “Suelen utilizar redes y correos electrónicos anónimos que son desconocidos para el gran público. Además, los foros y las direcciones que utilizan cambian continuamente. Nuestro trabajo consiste en tenerlos controlados, encontrar pistas y llegar hasta ellos”.
Martín y sus compañeros no tienen más remedio que escrutar al milímetro ese submundo, un averno digital en el que se recrean las peores perversiones y se corona a los mayores criminales. “Los consumidores de material se sitúan en el nivel más bajo de estos foros y suelen acceder a archivos antiguos. Por desgracia, hay millones circulando por internet. Los verdaderos líderes de estas redes son los que producen material nuevo grabando sus propios abusos”, explica Martín. “Esos usuarios del escalón superior tienen acceso a canales vips en los que intercambian sus vídeos con otros productores. Para poder acceder a esas áreas, el foro exige previamente que se faciliten vídeos en los que las víctimas aparezcan sujetando un papel con la fecha y el nombre de otros usuarios”, una prueba que acredita la pertenencia a ese exclusivo club de pederastas. “Ningún abusador ofrece su propio material gratis. Y si alguno lo hace, es jaleado por el resto como si fuera un ídolo para que siga facilitando más vídeos e imágenes”, relata este subinspector.
Los investigadores revisan los vídeos para encontrar detalles que les permitan identificar a los criminales y víctimas (formulario para presentar denuncias). Cuando se detecta un archivo nuevo, se remite a una base de datos de Interpol para que la información llegue a todas las policías del mundo. La lucha es tan internacional como esta lacra. “El pasado año logramos detener a un pederasta en México que estaba abusando de una niña y quería hacer lo mismo con su hermana menor. Lo descubrimos en un foro y alertamos rápidamente a las autoridades de ese país”, cuenta Martín. “También buscamos a los niños, por supuesto, para dar la voz de alarma y evitar que sigan abusando de ellos”.
La pista definitiva la ofreció el propio pederasta por un descuido. En uno de los mensajes, al que ha tenido acceso este diario, dio el nombre de sus víctimas. Los expertos de la UIT comenzaron en ese momento un rastreo que les permitió comprobar que las imágenes eran nuevas y habían sido grabadas por un internauta de México. Los responsables policiales de ese país solo tuvieron que ir a su casa a detenerlo. En su domicilio encontraron otros 10 vídeos y 380 fotos.
El inspector jefe Luis García aclara que no todos estos criminales son iguales. “Algunos sienten amor por los niños y consideran que mantener relaciones con ellos solo es la forma de manifestarlo, aunque estos solo representan una minoría. Lo más habitual es que traten a los niños como si fueran objetos. Cuando hablan entre ellos incluso aseguran que, en realidad, a los menores les gusta ser abusados. Los peores son los que disfrutan haciéndoles daño, torturándolos, aunque sean bebés con meses de vida, y se regodean con ese sufrimiento”.
José María Olmo