La redada que el FBI ha llevado este martes a cabo con más de 200 agentes en seis Estados diferentes nada tiene que ver con el sudor y las lágrimas con las que se forjan los grandes hombres hechos a sí mismos.
Hubo quien en la noche del lunes se acostó en la comodidad de su vida acaudalada y el martes se despertó envuelto en la Operación Varsity Blues, en medio del mayor escándalo sufrido en el sistema de admisiones para la prestigiosa Ivy League y otras renombradas universidades de Estados Unidos, instituciones famosas por admitir solo a los mejores de entre los mejores.
Puede que en la mayoría de los casos los jóvenes beneficiados no sepan que su futuro fue favorecido por un sabroso soborno, como hizo notar el fiscal a cargo del caso, Andrew Lelling. Los que sí pagarán un precio son sus progenitores y quienes dentro del entramado educativo conspiraron para que los jóvenes lograran una plaza cuando no la merecían, siempre a costa de que un estudiante capacitado quedase fuera de juego. Lo que suceda ahora con aquellos que accedieron al sistema a través de la corrupción no está todavía claro.
Los cargos que este martes ha hecho públicos el FBI se conocen dos semanas antes de que las más afamadas universidades anuncien las admisiones para la promoción que se licenciará en 2023. Queda por saber si todos los nombres de las listas seguirán en ellas después de que el rodillo del Departamento de Justicia haya iniciado las imputaciones.
En una rueda de prensa en Boston de más de una hora de duración, el fiscal Lelling apuntó su dedo acusador hacia los progenitores. “Los padres son el principal motor de este fraude”, declaró el fiscal, quien recalcó que esos “padres privilegiados” usaron su riqueza para crear un proceso ilegal paralelo de admisiones que favoreciera a sus hijos. Dicho esto, el fiscal dejó claro que lo que no habría en ningún caso sería “un sistema de justicia diferente”.
“Las auténticas víctimas de este caso son los estudiantes que se quedaron fuera del proceso para que entraran jóvenes mucho menos cualificados porque sus familias pagaron por su acceso”. El escándalo es mayúsculo por las fibras que toca. Pero es que además envuelve al siempre jugoso Hollywood. Las dos fotografías que todo este martes circulaban por la web mientras sus nombres se convierten en tendencia en Google son las de las actrices Felicity Huffman y Lori Loughlin.
Yolanda Monge