Los grandes artistas del momento siempre figuran como los «cabeza de cartel» en Coachella. Festival que durante dos fines de semana de abril se celebra en un gigantesco club de polo en el californiano Valle de Indio, a tiro de piedra de Palm Springs. Pero en este macrofestival, que este año cumplió dos décadas de historia, en ocasiones parece que la música es lo de menos, puesto que por él se mueve el pijerío más exclusivo del Upper East Side.

De esta forma, Coachella también se convierte en uno de los mayores escaparates de moda y tendencias del planeta, territorio abonado para influyentes, celebridades, supermodelos y millonarios al amparo de un número creciente de marcas que se esfuerzan en convertir la experiencia vip en algo galáctico. Desde hace años, la musa indiscutible del festival es la top brasileña Alessandra Ambrosio. Ella no es la única, aunque sí la más visible. Por ahí suelen pasear también Paris Hilton, Cindy Crawford, Paris Jackson o las hermanas Jenner-Kardashian.

Todo un paraíso que este año se ha visto truncado por un brote de herpes genital que ha afectado a más de 1.100 personas. Según publica «New York Post», la aplicación «HerpAlert» -que pone al usuario en contacto con un médico especialista para obtener prescripción medica-, registró más de mil casos de consulta durante el fin de semana que tuvo lugar el macrofestival. La plataforma informó que hasta este momento, se diagnosticaban entre 12 y 16 casos al día, pero que durante Coachella llegaron a tener hasta 250 usuarios nuevos.