El tratado para la eliminación de misiles nucleares de medio y corto alcance (INF), hito de la Guerra Fría que firmaron Washington y Moscú en 1987, es historia desde este viernes, fecha en la que se ha formalizado la salida de EE UU, desencadenando el temor a una nueva carrera armamentística global. Washington, que planea realizar este mismo verano pruebas con misiles prohibidos por el INF, aboga por un nuevo modelo para el control global de armas nucleares que incluya por primera vez a China. Pero corre el riesgo de dejar al mundo sin control armamentístico alguno.
China ha dejado claro que no tiene intención de negociar la reducción de su capacidad nuclear, y cuanto más crezca el arsenal chino, menos probable es que EE UU y Rusia decidan reducir el suyo. Eso, sumado a la dificultad de que en la actualidad Washington y Moscú logren consensuar un programa común para el control armamentístico del futuro, pone en entredicho la estrategia multilateral de la Administración Trump.
- El Tratado INF fue firmado en 1987 entre la URSS y EE.UU. con el objetivo de eliminar los misiles balísticos y de crucero con base en tierra que tuvieran un alcance de entre 500 y 5.500 kilómetros, tanto nucleares como convencionales.
- Washington acusa a Moscú de desarrollar en secreto misiles de alcance intermedio que supuestamente pueden ser disparados desde los sistemas de lanzamiento táctico-operacional Iskander-M, desplegados a lo largo de la frontera occidental rusa.
- Moscú acusa a Washington de haber incumplido el tratado al instalar en Europa lanzadores antimisiles Aegis Ashore, que pueden emplearse para disparar misiles de crucero y realizar otros lanzamientos balísticos prohibidos en el INF.
