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Lunes, 04 Noviembre 2019 13:54

EE.UU. notifica formalmente a la ONU que se retirará del Acuerdo de París

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El presidente Donald Trump. El presidente Donald Trump. Yuri Gripas

El Departamento de Estado norteamericano ha anunciado la salida de ese pacto climático este 4 de noviembre.

El Departamento de Estado de EE.UU. ha notificado de manera formal a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) este 4 de noviembre que desea retirarse del pacto sobre el cambio climático conocido como el Acuerdo de París.

Con esta decisión, Washington da el primer paso de un proceso de salida que durará alrededor de un año, informa la agencia Reuters.

El secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, ha anunciado el envío de esta notificación a la ONU, pero ha subrayado que EE.UU. continuará "trabajando" con sus socios globales para "mejorar la resiliencia" a los impactos del cambio climático y prepararse para "responder a los desastres naturales".

Pompeo ha destacado que en las discusiones internacionales sobre el clima Washington mantendrá "un modelo realista y pragmático" respaldado por "un registro de resultados del mundo real, que muestre que la innovación y los mercados abiertos conducen a una mayor prosperidad, menos emisiones y fuentes de energía más seguras".

El presidente de EE.UU., Donald Trump, había criticado en reiteradas ocasiones el Acuerdo de París adoptado en 2015, un pacto que establece medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. En octubre, este mandatario calificó ese documento de "desastre total" y argumentó que las promesas del expresidente de su país, Barack Obama, de reducir las emisiones de carbono en función de ese compromiso habrían "perjudicado la competitividad" estadounidense, recoge el diario The Washington Post.

De momento, el modelo trumpista sí ha supuesto un retroceso en las políticas medioambientales impulsadas por la Administración anterior, del demócrata Barack Obama: también dio marcha atrás en decenas de órdenes y programas medioambientales impulsados por Obama: de la eliminación a las protecciones de las perforaciones offshore (es decir, de parte de las aguas continentales para extraer petróleo); a la supresión de los controles de emisiones de metano en pozos de petróleo y gas, pasando por la rebaja de la protección de especies amenazadas, entre otros.

Hasta 185 países lo han ratificado ya y han presentado planes de recorte de sus emisiones de gases de efecto invernadero, como especifica el pacto. Grosso modo, los planes de cada Gobierno deben cumplir como objetivo que el aumento global de la temperatura no supere a finales de siglo el umbral de los dos grados respecto de los niveles preindustriales. No hay nada fácil en esta hoja de ruta, con o sin el apoyo de Estados Unidos: desde 2015, cuando se firmó el pacto de París, las emisiones globales han aumentado.

A partir de 2020, fecha en la que expira el Protocolo de Kioto. Está previsto que las medidas de recorte de emisiones comprometidas por los Estados firmantes del acuerdo se empiecen a aplicar. Estados Unidos, que ya se desmarcó de Kioto bajo la Administración de George Bush hijo, opta por el mismo camino y con un argumento similar: la economía.

Trump se comportó durante la campaña electoral de 2016 como un negacionista del cambio climático, llegando a calificarlo de "bulo" creado por China para frenar el crecimiento económico de Estados Unidos, que es el segundo emisor global de gases de efectos invernadero. Cuando anunció su retirada, hace dos años, rehuyó ese camino incendario y justificó su decisión con argumentos económicos, asegurando que los requisitos establecidos para los estadonidenses, respecto a otros países, resultaban lesivos. “Este acuerdo tiene poco que ver con el clima y más con otros países sacando ventaja de Estados Unidos. Es un castigo para EEUU. China puede subir sus emisiones, frente a las restricciones que nos hemos impuesto", dijo el presidente.

La salida efectiva de cualquier firmante solo puede tener lugar cuatro años después su entrada en vigor, que comenzó en noviembre de 2016. Eso deja la marcha real de Washington para después de sus elecciones, con lo que queda a merced de un posible cambio de color político en la Casa Blanca. Una ristra ciudades y Estados de gobiernos progresistas se han puesto a la cabeza de la lucha por el clima mientras su Administración federal va en dirección contraria.

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