Bevan describió las medidas que el Gobierno, las compañías de agua y los ciudadanos deberían tomar para sobrellevar mejor los episodios de sequía severa como el que atraviesa en estos momentos el país. "Parte de la solución sería reprocesar el agua que resulta del tratamiento de aguas residuales, y convertirla nuevamente en agua potable perfectamente segura y saludable, pero no es algo que mucha gente desee", admitió el funcionario, quien asegura que esta sería una medida "impopular".
Aún así, Bevan subraya que es necesario cambiar la "forma de pensar sobre el agua". "Tenemos que recordar de dónde viene: cuando abrimos el grifo, lo que sale empezó en un río, lago o acuífero.
Cuanto más tomamos, más drenamos esas fuentes y estresamos la naturaleza y la vida silvestre", advirtió.
Si bien Bevan también pidió al Gobierno que demuestre "voluntad política" para que se produzcan cambios, hizo especial hincapié en el importante papel que juega la población general. "Cada uno de nosotros puede ser parte de la solución a partir de ahora.
Las pequeñas cosas hacen una gran diferencia", escribió el funcionario, quien concluyó que es imperante "tratar el agua como un recurso precioso, no como un bien gratuito", y propuso que las personas eviten desperdiciarla en regar el césped, lavar el coche o llenar una bañera.
Este verano han visto cosas que nunca pensamos que veríamos: temperaturas de 40 °C o más en Gran Bretaña y meses de clima inusualmente seco que batieron récords de precipitaciones bajas. Muchos de nuestros ríos y embalses son excepcionalmente bajos, y millones están sujetos a la prohibición de las mangueras.
En la Europa continental, el panorama es aún más crudo. En Alemania, el Rin tiene niveles tan bajos que los barcos no pueden moverse, y Francia envía agua en camiones cisterna a cientos de lugares donde los grifos se han secado.