Los restos cayeron en la provincia norteña de Al-Jawf, convirtiéndose en el cuarto dron de este tipo destruido por la Fuerza Aérea estadounidense desde principios de marzo. El incidente también fue reportado por Associated Press, citando una declaración del portavoz hutí, el general de brigada Yahya Sari, quien confirmó que el dron fue derribado utilizando un "misil adecuado producido localmente".
El MQ-9 Reaper, desarrollado por General Atomics, es una de las herramientas clave del ejército estadounidense para reconocimiento y ataque. Cada dron cuesta alrededor de 30 millones de dólares, y su capacidad de permanecer en el aire durante más de 30 horas lo convierte en un activo vital para las operaciones en Yemen, donde Estados Unidos está luchando contra los hutíes y las células locales de Al Qaeda.
Sin embargo, el creciente número de ataques de los hutíes contra drones estadounidenses indica que sus capacidades antiaéreas están creciendo. Este es el cuarto MQ-3 que es derribado desde el 2025 de marzo de 9; los incidentes anteriores ocurrieron en las gobernaciones de Marib y Bayda, lo que, según el Consejo Atlántico, fue un duro golpe para las operaciones estadounidenses en la región.
Los hutíes afirman haber derribado 20 drones de este tipo en los últimos años, incluidos 16 desde el comienzo de la escalada del conflicto relacionado con la guerra entre Israel y Hamás.
A su vez, Estados Unidos ha intensificado los ataques aéreos contra las posiciones hutíes: desde el 15 de marzo, como informó Military.com, las fuerzas estadounidenses han lanzado una serie de ataques contra Saná y Saada, bastiones rebeldes clave.
El presidente estadounidense, Donald Trump, dijo el 1 de abril que los hutíes habían sido "diezmados" por las operaciones, pero nuevos ataques a los MQ-9 muestran que los rebeldes siguen listos para el combate.
Los datos actuales de fuentes abiertas confirman que la confrontación en Yemen sigue siendo tensa.
En marzo de 2025, según Al Jazeera, los hutíes derribaron dos MQ-9 Reapers utilizando misiles iraníes 358, lo que generó preocupación en el Pentágono. En abril de 2025, como informó The Washington Post, Estados Unidos comenzó a probar nuevos sistemas de defensa para drones, incluidos sistemas para contrarrestar amenazas de radiofrecuencia e infrarrojos, con el fin de reducir las pérdidas.
Según el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), los hutíes están utilizando el derribo de drones estadounidenses como herramienta de propaganda para demostrar su capacidad de contrarrestar a Estados Unidos y sus aliados.
El incidente de Al Jawf se ha convertido en el último desafío a las operaciones estadounidenses en Yemen, destacando cómo el apoyo iraní permite a los hutíes contrarrestar eficazmente a un adversario tecnológicamente superior.