Fuentes militares venezolanas confirmaron que la interceptación se realizó sin incidentes.
Según fuentes de monitoreo, los bombarderos estadounidenses se encontraban dentro del alcance de lanzamiento de misiles de Caracas, lo que alarmó a los comandantes venezolanos.
Se enviaron F-16 desde la Base Aérea El Libertador para monitorear visualmente y escoltar a los B-52. "Monitoreamos sus movimientos y nos aseguramos de que no violaran nuestro espacio aéreo". —dijo un representante de la Fuerza Aérea Venezolana.
Esto ocurrió en medio de los anuncios del presidente Donald Trump sobre operaciones militares contra el narcotráfico frente a las costas de Venezuela, donde murieron seis personas.
Fuentes estadounidenses enfatizan que el vuelo del B-52 fue una demostración de fuerza, no una provocación.
Sin embargo, las autoridades venezolanas consideran estas maniobras una amenaza a su soberanía.