Terri Calvesbert sabe muy bien que «querer es poder». Con tan solo 23 meses fue víctima de un incendio que le quemó el 90% de su cuerpo. Perdió sus labios, su nariz, su pelo, sus dedos… y se ha sometido a decenas de operaciones. Pero ella nunca se ha rendido. Hoy tiene 16 años, ha terminado sus estudios de secundaria y se dispone a ingresar en el Otley Collage para comenzar sus estudios con animales.
Llegar hasta aquí no ha sido nada fácil. Su padre, Paul, nunca pensó que aquel bebé que tenía casi todo su cuerpo quemado fuese a sobrevivir. Un cigarrillo que la madre de Terri, Julie Mister, olvidó en la cuna de su hija accidentalmente, condenó a Terri a pasar la mayor parte de su vida en un hospital. Pero hoy, más que nunca, su progenitor está muy orgulloso de su hija.
«Nunca pensé que vería a Terri crecer», reconocía Paul al diario «The Sun» en una reciente entrevista. «Ha superado las expectativas de todos», reconoce ante la nueva etapa en la que está inmersa su hija: la adolescencia.
«Me da miedo dejar la escuela en la que he hecho muchos amigos», decía, por su parte Terri. En ella era una más y sus amigos, asegura, siempre la han mirado por dentro, nunca por fuera. Pero afronta con alegría y optimismo su nueva vida en el Otley Collage. Mientras tanto, seguirá colaborando con The Healing Foundation, ayudando a otros jóvenes víctimas de quemaduras.
De momento, la joven prefiere disfrutar del día a día y no pensar en las numerosas intervenciones a las que se tendrá que someter cuando cumpla los 18 años. Los médicos tienen pendiente aún la reconstrucción de su cara pero si fue capaz de enfrentarse a una recuperación lenta y tortuosa con apenas unos años de vida, Terri es capaz de afrontar el futuro con la mejor de sus sonrisas.