El comandante en jefe del Ejército y ministro de Defensa, general Abdel Fatah al Sisi, compareció pasadas las nueve de la noche en televisión, flanqueado por líderes opositores y religiosos y la plana mayor de las fuerzas armadas para comunicarle a la nación que el país tendría un nuevo presidente interino, el jefe de la Corte Suprema Constitucional, Adly Masour, quien ahora liderará un periodo transicional que culminará con nuevas elecciones presidenciales y parlamentarias. Los militares suspendieron también la polémica Constitución de corte islamista impulsada por Morsi y aprobada el año pasado por las urnas.
“Se suspende la Constitución provisionalmente”, dijo Al Sisi de forma solemne en su discurso a la nación. “El presidente de la Corte Constitucional convocará elecciones presidenciales adelantadas. Se abrirá un periodo de interinidad hasta que se elija presidente. El presidente de la Corte tendrá poderes presidenciales. Se formará un Gobierno de tecnócratas”, añadió. La plaza de Tahrir, icónico centro de la llamada primavera árabe y de las revueltas que en 2011 acabaron con tres décadas de régimen de Hosni Mubarak, estalló en aquel momento en vítores. “No es un golpe”, gritaban los concentrados. Aquel punto había sido, de nuevo, el domingo, el punto neurálgico de unas protestas que concentraron en las calles de Egipto a hasta 17 millones de personas, según el ministerio del Interior.