Señalan que los avances en la tecnología de ADN produjeron una coincidencia entre el sospechoso -Albert DeSalvo- y material genético hallado en una mujer asesinada en 1964, Mary Sullivan.
Era la única víctima con pruebas de ADN disponibles.
DeSalvo fue encarcelado por otros delitos y terminó apuñalado hasta morir en prisión en 1973, aunque nunca llegó a ser condenado por la muerte de las 11 mujeres.