En enero pasado, un transeúnte descubrió en las inmediaciones de una mezquita un coche con cristales tintados y el motor en marcha aparcado entre dos camiones. Al acercarse, el testigo, un ciudadano del vecino Omán, comprobó que dentro del vehículo “sospechoso” se encontraba una pareja besándose, escena que no dudó en denunciar ante la policía.
Pese a que ambos protagonistas del “escándalo público” negaron haberse besado, el tribunal los declaró culpables y ordenó su detención inmediata.
Las leyes de los Emiratos Árabes castigan como delito y atentado a la decencia cualquier muestra de afecto entre parejas en público, incluyendo besos, abrazos y caricias.