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Miércoles, 21 Agosto 2013 06:54

Una reclusa argentina elabora las hostias con las que el Papa Francisco celebra misa Destacado

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El Papa se muestra agradecido con la carta que le escribió una reclusa argentina

Su Santidad ha respondido a una carta que ésta le hizo llegar y le agradece el envío de las formas

 

El Papa Francisco envía videomensajes, llama por teléfono a particulares, paga personalmente sus cuentas pendientes y envía cartas escritas de su puño y letra; y parece que muchas. La última, que se sepa, es la que remitió a una reclusade la Unidad 47 del Complejo Penitenciario Conurbano Bonaerense. Se la dirigió a «Gaby C.», el nombre ficticio que los responsables de la pastoral penitenciaria de la diócesis porteña de San Isidro han dado a esta mujer.

Gaby C. es quien ha elaborado las hostias con las que el Papa ha celebrado misa durante el último mes, desde el 18 de julio. No han trascendido más datos sobre la identidad de la interna ni tampoco cuál es su historia personal. Lo que sí se sabe es que, desde hace un año, elabora las formas que varias comunidades, parroquias y colegios de la diócesis emplean en la misa. Hace unas semanas pensó que quizá el Papa podría celebrar la Eucaristía con esas hostias que ella ha conseguido hacer «de muy buena calidad», según cuentan las maestras de Gaby en este «oficio», las Hermanas Benedictinas de San Isidro.

Junto con las hostias, Gaby envió al Papa una carta con unas fotografías. En su respuesta, el Pontífice cuenta a la reclusa que tiene esas fotos delante de él, en su escritorio. También le dice que reza por ella y que le está muy agradecido por su regalo: «Desde mañana celebraré misa con ellas y le aseguro que me emociona».

Se desconoce el contenido de la carta de Gaby C. pero lo cierto es que al Papa debió impactarle la historia de la mujer. «Su carta me hizo pensar y con esto me lleva a rezar por usted...pero me alegra y me da seguridad que usted rece por mí», responde el Papa. En el último párrafo de su escrito, además asegura a Gaby que la tendrá «cercana».

Un momento difícil de olvidar

Y para la reclusa, la alegría por recibir esta carta de puño y letra del Papa argentino fue uno de esos momentos en la vida difíciles de olvidar, tanto, que casi no podía articular palabra. Cuando lo consiguió, dijo que la carta de Francisco la reconfortaba, «no sólo por mí sino también por mis padres, que son muy creyentes».

El participar en este taller de elaboración de hostias organizado por la pastoral penitenciaria ha dado a Gaby muchas alegrías, pero nunca pudo imaginar que viviría una así: recibir una carta escrita por el Papa; es más, que el Pontífice celebre la Eucaristía diaria en la Casa Santa Marta con las formas que ella misma ha hecho con sus manos. En la prisión no se lo podían creer. «¡Del Vaticano a la cárcel!», le decían a Gaby el día que llegó la misiva de Roma.

El Papa Francisco ha expresado en varias ocasiones que, en la medida de sus posibilidades, intenta responder personalmente a todo aquel que le escribe. Quizá al contestar a Gaby pensó en aquello de «estuve en la cárcel y viniste a verme», que dice el Evangelio. Y aunque no fue una visita, su gesto logró transmitir a la reclusa un mundo de cercanía y cariño en unas pocas líneas.

Maria Durán

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