El mecánico, de 43 años, se puso al volante del juguete al salir de un bar.

“No sabía que estaba haciendo algo malo o infringiendo la ley de tráfico. Cuando me detuvo la policía pensé que se trataba de una broma. No logro creer en lo sucedido”, indicó Beardmore.

Según la policía, la cantidad del alcohol en la sangre del mecánico superaba tres veces la permitida en el momento de detención. El tribunal reconoció a Beardmore culpable de conducir ebrio y, además de retirarle el carné, le impuso una multa de 500 libras esterlinas.

El británico reconoce su culpa aunque considera la sentencia como “bastante severa”.

Beardmore hizo el juguete para su hijo que adora los automóviles alemanes. Últimamente utilizaba el vehículo, que puede desarrollar hasta 10 km por hora, para fines benéficos. Según el mecánico, el día de su detención logró recaudar unas 40 libras para una organización de ayuda a los enfermos de cáncer.