El Santo Padre recordó que «en el Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, dedicado a la fraternidad como fundamento y camino para la paz, hice notar que ‘la fraternidad se comienza a aprender normalmente en el seno de la familia’ que, ‘por vocación, debe contagiar al mundo con su amor’ y contribuir a madurar el espíritu de servicio y de reparto que edifica la paz».

El clima que se respira en el hogar es clave para construir la paz en la sociedad y entre los países, por lo que «el aumento del número de familias divididas, no sólo por la fragilidad del sentido de pertenencia sino también por las dificultades económicas», plantea riesgos de violencia. Ante esa situación, «se hacen necesarias políticas apropiadas que sostengan, favorezcan y consoliden la familia».

Después de pedir una vez más que no se margine a los ancianos ni a los jóvenes, el obispo de Roma exhortó a «invertir en los jóvenes, con iniciativas adecuadas que les ayuden a encontrar trabajo y a fundar un hogar».

En su análisis sobre la paz, el Papa constató que no sólo la lesionan los conflictos bélicos sino también «cualquier negación de la dignidad humana, ante todo la imposibilidad de alimentarse». Por eso, dijo «no pueden dejarnos indiferentes los rostros de quienes sufren hambre, sobre todo los niños, especialmente si pensamos a la cantidad de alimentos malgastados cada día».

El Papa advirtió que la «cultura del descarte» o del «desecho» se contagia, y «a veces, incluso los seres humanos se desechan como si fuesen cosas innecesarias». En ese punto, «provoca horror el mero pensamiento de que haya niños que nunca llegarán a ver la luz, víctimas del aborto, o niños utilizados como soldados; o esa tremenda forma de esclavitud moderna que es el tráfico de seres humanos, un delito contra la humanidad».

En las referencias a países concretos, el Papa urgió un esfuerzo diplomático por la paz en Siria y reafirmó que «no se puede aceptar que se haga daño a la población civil indefensa, sobre todo a los niños».

El Papa se refirió extensamente a los conflictos de Oriente Medio y África también mencionó «una herida a la paz que surge de la explotación avariciosa de los recursos ambientales». Por eso urgió «políticas que respeten esta tierra nuestra, que es la casa común de todos nosotros» y en ese contexto recordó la frase: «Dios perdona siempre, el hombre algunas veces, la naturaleza maltratada, nunca».