Según la policía, el acusado tiene 50 años y vive en la provincia de Brianza, en el norte de Italia.
Haciéndose pasar por un amante de felinos, el hombre acudió en varias ocasiones a un refugio donde siempre se mostró interesado en adoptar gatos negros de mayor tamaño posible.
Una vez en casa, el italiano mataba a las mascotas y las cocinaba, llegando a ofrecer los platos con carne felina a sus amigos.
El hombre comenzó a suscitar sospechas al esquivar bajo todo tipo de pretextos las visitas de defensores de animales que no tardaron en dar la voz de alarma a las autoridades.