En la primera parte del interrogatorio, que ha finalizado en torno a las tres del mediodía, sólo ha formulado preguntas Castro, quien en todo momento se ha dirigido a Doña Cristina con el tratamiento de «señora» y no de «alteza». A partir de las cuatro y media ha sido el fiscal Anticorrupción, Pedro Horrach, quien le ha formulado nuevas preguntas a la hija menor del Rey, un turno que ha finalizado una hora y cuarto después. [Galería: las imágenes de la llegada a los Juzgados de Doña Cristina]
La Infanta sí ha reconocido esta mañana ante Castro que utilizó la tarjeta de Aizoon para gastos personales, pero sin saber cuál era la cuenta vinculada a dichos gastos. Asimismo, ha señalado que seleccionó al personal de servicio de la casa de la barriada barcelonesa de Pedralbes, si bien ha añadido que no se ocupó de su contratación, al mismo tiempo que ha negado que se pagase «en negro» a dichos empleados.
En las más de cuatro horas que ha durado la primera parte del interrogatorio, Doña Cristina no ha incurrido en ninguna contradicción y se ha mostrado muy tranquila en todo momento. La mayor parte de las preguntas del juez han estado centradas en preguntarle a la Infanta por diversas facturas con gastos muy menores.
Interrogatorio «exhaustivo»
Doña Cristina ha comenzado su declaración a las diez de la mañana de este sábado en el Juzgado de Palma de Mallorca, donde ha sido citada como imputada por el juez José Castro por un supuesto delito fiscal y de blanqueo.
Al comienzo del interrogatorio, el juez José Castro le ha leído sus derechos a la Infanta Cristina, y le ha recordado que no tiene que responder a aquellas preguntas que no quiera. Todas las preguntas, antes del receso de las 12.30 horas, han girado en torno al papel jugado por Doña Cristina en la sociedad Aizoon. La hija del Rey ha dicho desconocer las actividades que allí se llevaban a cabo. Doña Cristina, que en todo momento se ha mostrado tranquila, ha afirmado que no estaba al corriente del día a día de la sociedad.
Doña Cristina, que ha acudido a los Juzgados perfectamente preparada, no ha incurrido en ninguna contradicción y se ha desvinculado de las cuentas de Aizoon, según fuentes consultadas. La Infanta ha señalado que «tenía mucha confianza» en su marido y que las cuestiones fiscales eran competencia del gabinete Medina-Tejeiro. El juez ha realizado todas las preguntas que tenía previsto hacer a la Infanta a las 15.00 horas, cuando ha ordenado un receso de dos horas para comer.
El magistrado ha preguntado factura por factura sobre los gastos de Aizoon, en un interrogatorio «muy exhaustivo». Respecto a tickets relativos al pago de gasolina, la imputada ha manifestado que eran sus escoltas quienes cargaban estos gastos y que, por tanto, desconocía si éstos corrían o no cargo de Aizoon. En relación con la tarjeta Visa que ella disponía de Aizoon, ha reconocido que la utilizó pero sin que este hecho supusiera para ella algo irregular. En concreto, entre los datos arrojados a lo largo de la instrucción de la causa por parte de la Agencia Tributaria consta el importe de hasta 698.824 euros que los Duques destinaron desde su sociedad a gastos estrictamente particulares
La Infanta ha manifestado también que los 1,2 millones de euros que recibió del Rey para la compra de su casa de Barcelona son un préstamo que está devolviendo poco a poco. Doña Cristina ha manifestado que, como es su padre, éste confía en que le devolverá el dinero.
Declaraciones de los abogados
El abogado de la Infanta Jesús Silva ha expresado su confianza en que el juez del caso Nóos «acabe sobreseyendo las actuaciones» contra Doña Cristina por presuntos delitos fiscales y de blanqueo de capitales. «Ha quedado muy claro lo que sabía, lo que no sabía, lo que debía saber y lo que no debía saber», ha incidido el letrado, que ha asegurado que la hija del Rey «está un poco cansada», pero «es fuerte y resiste».
El representante del Frente Cívico, Manuel Delgado, ha afirmado ante los periodistas que la Infanta «se ha visto en muchos aprietos» y que «no ha sabido salir de ellos» ante las preguntas del juez José Castro. Asimismo, ha señalado que siente un poco de «bochorno» y de «vergüenza ajena» ante las respuestas de Doña Cristina. En el primer receso, el ordenado al mediodía, Delgado dijo que Doña Cristina se ha amparado en que ella confiaba en su marido en la gestión de las empresas en las que ella también participaba.
Por su parte, la abogada de Manos Limpias, Virginia López Negrete, ha dicho a los periodistas que se estaría confirmando lo que esta letrada ya avanzó esta mañana, que las declaraciones de la Infanta estarían ligadas a la «teoría del amor» hacia su marido, Iñaki Urdangarín.
Llegada en coche
Doña Cristina llegó al Juzgado a las diez menos cuarto de la mañana aparentemente tranquila y muy sonriente, mucho más serena de lo que estaba Iñaki Urdangarín en su primera declaración ante el juez en febrero de 2012.
Tal y como le recomendaron el juez decano, la Policía y en su entorno más próximo, la Infanta bajó la rampa en coche, en un Ford Focus azul marino, y recorrió a pie los cinco metros que separaban al vehículo de la puerta. En tan corto recorrido, Doña Cristina saludó tres veces con un «buenos días».
Hasta ayer mismo, la hija menor de los Reyes había mostrado su deseo de bajar la rampa a pie, como hizo su marido en las dos ocasiones en las que ha acudido a declarar ante el Juzgado de Palma. Sin embargo, finalmente cedió y siguió las recomendaciones de que accediera en coche.
En el vehículo acompañaba a la Infanta su abogado, Miquel Roca, que llegó a la isla ayer viernes, pero que esta mañana ha ido a recoger a Doña Cristina al aeropuerto de Son San Joan, donde había aterrizado sobre las nueve horas procedente de Barcelona. Otro de sus abogados, Jesús Silva, salió a recibirla a la puerta del Juzgado, donde la Infanta le estrechó la mano antes de pasar al interior del edificio.
Aunque a escasos metros del Juzgado estaba convocada una manifestación de protesta -que apenas logró reunir a media millar de personas-, en el callejón por el que accedió la Infanta no se oían ni los gritos ni los pitidos de los manifestantes.