Fuentes del Ministerio de Sanidad ha informado de que este jueves han muerto 35 civiles, una cifra que los manifestantes del Euromaidán elevan a 60. Las mismas fuentes oficiales han añadido que entre el número total de fallecidos desde el pasado martes asciende a 67. La presencia de francotiradores ha instaurado un clima de terror en el centro de la capital ucraniana: varias tiendas han cerrado y en algunas zonas han quedado desiertas.
Un grupo de manifestantes antigubernamentales ha capturado este jueves como rehenes a unos 67 policías, según la agencia France Presse, que cita como fuente al Ministerio del Interior. Momentos antes, ese departamento informó de que policías antidisturbios con armas de combate intentaban recuperar el control de las protestas en las que han perdido la vida más de 50 personas desde la tarde del miércoles. "Para liberar a los rehenes de la policía tenemos el derecho a utilizar su armas", advirtió el ministerio en un comunicado publicado en su página web, según la agencia Reuters. Otros tres policías siguen desaparecidos.
Según Siatoslav Janenko, diputado del partido opositor ucraniano Svoboda (Libertad), citado por la oficina de prensa de esa formación, las fuerzas de seguridad "están utilizando balas de combate comunes y antiblindados. Disparan a matar".
Centenares de opositores radicales hicieron retroceder a las fuerzas antidisturbios que rodeaban la plaza de la Independencia, de la que retomaron el control. Sobre las nueve de la mañana, columnas organizadas de manifestantes subieron la cuesta de la calle Instituto en dirección al barrio del Gobierno sin que las fuerzas del orden público y las tropas de Intervención especial pudieran contenerlos mediante el uso de mangueras de agua y gases lacrimógenos. Los grupos opositores están tratando de alcanzar el Parlamento, que ha sido desalojado. "Nos han pedido que evacuemos con urgencia", dijo a los medios locales el diputado Vladímir Litvín al abandonar la sede del Legislativo.
Mientras, comienzan las deserciones en el partido de Yanukóvich. El alcalde de Kiev, Volodymyr Makeïenko, que lleva menos de un mes en el cargo, ha anunciado que deja el Partido de las Regiones y ha ordenado la reapertura del metro. "Estoy dispuesto a hacer todo lo posible para detener la lucha fratricida y el baño de sangre en el corazón de Ucrania, en la Plaza de la Independencia. La vida humana debe ser el valor superior en nuestro país y nada deberá contradecir este principio", dijo. Según el diario el diario Kiev Post y la agencia rusa Interfax, 12 parlamentarios de la formación en el Gobierno han abandonado también el partido.
El nuevo estallido de violencia se produjo poco después de que el Ministerio del Interior denunciara que un francotirador apostado en los altos de un edificio situado junto a la plaza de la Independencia (el Maidán) había herido a más de veinte efectivos de las fuerzas de seguridad. Otras fuentes señalaron a este diario que la violencia empezó tras un intento de las fuerzas del orden de desalojar un edificio ocupado, a lo que los manifestantes se opusieron violentamente. Los edificios de Correos, Ministerio de Agricultura y Ayuntamiento de Kiev fueron tomados por los manifestantes el miércoles. En el caso de Correos, es la primera vez, en el caso de Ayuntamiento y Agricultura, la segunda.
Este nuevo brote de violencia se produce en un día en el que la Unión Europea (UE) analiza la posibilidad de imponer sanciones económicas y diplomáticas a Ucrania por la violencia. Los ministros de Exteriores de Francia, Alemania y Polonia se han reunido con Yanukóvich en Kiev para conocer de primera mano la situación en el país, y después informar de ello a sus colegas de los demás países europeos.
La violencia en Kiev, donde además de decenas de muertos ha habido numerosos heridos de bala en ambos bandos, comenzó el martes durante la marcha de miles de manifestantes hacia la Rada Suprema (Parlamento ucraniano), después de que entrara en vigor la amnistía de todos los detenidos en las protestas de los últimos tres meses.
En la noche del miércoles al jueves, ni la policía antidisturbios, que mantiene acordonada la plaza de la Independencia (el Euromaidán), ni los manifestantes opositores que la defienden, emprendieron acciones.
La tregua,a hora rota, fue anunciada a última hora del miércoles después de una reunión entre Yanukóvich y los líderes de los tres partidos opositores con representación parlamentaria, celebrada en medio de fuertes presiones de la comunidad internacional para poner fin a la violencia en esta antigua república soviética.